El Himno Nacional Argentino es una de las primeras canciones que aprendemos desde chicos. Con la intención de generar sentido de pertenencia, crecemos al grito de "coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir" y hoy celebramos su 210° aniversario.
Trascendiendo siglos, escenarios sociopolíticos y hasta incluso fronteras, el himno es uno de los símbolos nacionales por excelencia. Cantado en competencias deportivas, actos políticos, en las escuelas y en cada rincón en donde haya un argentino. Pero, ¿cuál es su historia?
La versión más conocida dice que fue la obra de teatro "25 de Mayo" el puntapié inicial para escribir el himno. Al parecer, esta representación en la Casa de la Comedia en 1812 cerraba su acto con una música compuesta por el español Blas Parera. El político y poeta argentino Alejandro Vicente López y Planes asistió a la obra que, impactado por la melodía de aquella canción final, se sintió inspirado en escribir las estrofas para acompañarla.
Dentro de un contexto donde se desarmaba el pesado andamiaje del mundo colonial, la Asamblea General Constituyente entendió que debían crearse una serie de símbolos patrios que representaran al territorio que estaba en proceso de independización. Fue así que aprobó el 11 de mayo de 1813 la por entonces denominada Marcha Patriótica.
Los rumores dicen que el himno fue cantado por primera vez en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, hija de una de las familias más prestigiosas de la época que se relacionó con representantes de la Generación del 37, el movimiento intelectual que fundó el Salón Literario en Buenos Aires, al que adhirieron distintas personalidades como Domingo Sarmiento, Esteban Echeverría, Bartolomé Mitre, Vicente López, José Mármol y Miguel Cané, entre otros.
Sin embargo, algunos historiadores aseguran que Mariquita no dejó ningún escrito en el que mencione ese hecho tan importante. Al mismo tiempo, otra corriente de historiadores asegura que esta escena efectivamente sucedió y estiman que la primera interpretación de la Marcha Patriótica fue el 14 o 25 de mayo de 1813, mismo año de su sanción.
Al parecer, la primera versión escrita por Alejandro Vicente López y Planes era mucho más larga de la que conocemos actualmente, durando aproximadamente 20 minutos, y tenía una letra mucho más combativa hacia la corona española, fiel al espíritu de la época.
Las modificaciones que sufrió el Himno Nacional
Con el tiempo, el himno fue modificado varias veces. En 1860, Juan Pedro Esnaola hizo algunos cambios en los arreglos musicales, basándose en anotaciones manuscritas del compositor, creando una versión orquestada más rica desde lo armónico.
En 1900, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, se reglamentó por decreto del Poder Ejecutivo utilizar una versión reducida de la marcha para actos oficiales y públicos. Finalmente, en 1924, se abrevió a tres minutos. Fue recién en 1944 que la por entonces Marcha Patriótica fue establecida como el Himno Nacional argentino.
Versión original
Originalmente, la primera versión del Himno constaba de muchos más versos, con una fuerte intención antimonárquica y antiespañola. Sin embargo, con el tiempo, el furor contra España fue mermando y, con la idea de conservar cierto acercamiento político con diplomáticos españoles, se encomendó modificar estrofas y abreviar su extensión, sin tintes peyorativos sobre otras naciones.
Sean eternos los laureles que supimos conseguir: Coronados de gloria vivamos O juremos con gloria morir. Oíd ¡mortales! el grito sagrado: ¡Libertad, libertad, libertad! Oid el ruido de rotas cadenas: Ved en trono a la noble Igualdad. Se levanta a la faz de la tierra Una nueva y gloriosa Nación: Coronada su sien de laureles Y a su planta rendido un León.
(Coro) De los nuevos campeones los rostros Marte mismo parece animar; La grandeza se anida en sus pechos, A su marcha todo hacen temblar. Se conmueven del Inca las tumbas Y en sus huesos revive el ardor, Lo que ve renovando a sus hijos De la Patria el antiguo esplendor.
(Coro) Pero sierras y muros se sienten Retumbar con horrible fragor: Todo el país se conturba con gritos de venganza, de guerra y furor. En los fieros tiranos la envidia Escupió su pestífera hiel Su estandarte sangriento levantan Provocando a la lid más cruel.
(Coro) ¿No los veis sobre Méjico y Quito Arrojarse con saña tenaz? ¿Y cual lloran bañados en sangre Potosí, Cochabamba y la Paz? ¿No los veis sobre el triste Caracas Luto y llanto y muerte esparcir? ¿No los veis devorando cual fieras todo pueblo que logran rendir?
(Coro) A vosotros se atreve ¡Argentinos! El orgullo del vil invasor, Vuestros campos ya pisa contando Tantas glorias hollar vencedor. Mas los bravos que unidos juraron Su feliz libertad sostener. A esos tigres sedientos de sangre Fuertes pechos sabrán oponer.
(Coro) El valiente argentino a las armas Corre ardiendo con brío y valor, El clarín de la guerra cual trueno En los campos del Sud resonó; Buenos Aires se pone a la frente De los pueblos de la ínclita Unión, Y con brazos robustos desgarran Al ibérico altivo León.
(Coro) San José, San Lorenzo, Suipacha, Ambas Piedras, Salta y Tucumán, La Colonia y las mismas murallas Del tirano en la Banda Oriental; Son letreros eternos que dicen: "Aquí el brazo argentino triunfó." "Aquí el fiero opresor de la patria Su cerviz orgullosa dobló."
(Coro) La victoria al guerrero argentino Con sus alas brillantes cubrió, Y azorado a su vista el tirano Con infamia a la fuga se dio; Sus banderas, sus armas se rinden Por trofeos a la Libertad. Y sobre alas de gloria alza el pueblo Trono digno a su gran majestad.
(Coro) Desde un polo hasta el otro resuena De la fama el sonoro clarín. Y de América el nombre enseñado, Les repite ¡mortales! Oíd: ¡Ya su trono dignísimo abrieron las Provincias Unidas del Sud! Y los libres del mundo responden: ¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!