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CONFIANZA

Los argentinos recuperan la confianza en las vacunas pero no llega a los niveles prepandemia

Un informe de la Fundación Bunge y Born reveló que el índice de confianza en 2022 fue de 85,9 puntos. Si bien se evidencia un leve aumento respecto a 2021, está lejos de la situación previa al COVID-19

Los argentinos recuperan la confianza en las vacunas pero no llega a los niveles prepandemia

La vacunación es un hito histórico del sistema de salud y su alcance a escala global salva millones de vidas cada año. Cuando una persona se vacuna, se activa su sistema inmunitario y así disminuye el riesgo de contraer enfermedades inmunoprevenibles. La inmunización previene cada año entre 3,5 y 5 millones de muertes por patologías como la difteria, el tétanos, la tos ferina, la gripe, el sarampión y el COVID-19, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, desde la irrupción del SARS-CoV-2 se evidencia una caída en las tasas de cobertura de vacunación en todo el mundo. Argentina, que cuenta con uno de los calendarios de vacunación más actualizados y completos del mundo, no fue la excepción a ese escenario global.

En ese marco, que interpela la necesidad urgente de recuperar la confianza en la inmunización y su poder de salvar vidas, más aún frente a la pospandemia que se avecina, la Fundación Bunge y Born presentó hoy los resultados del Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) 2022. Infobae participó de la conferencia de prensa que detalló los resultados de la investigación

El estudio, que se realiza de forma interrumpida desde 2019, analizó las variaciones en el nivel de confianza de la población respecto a la importancia, seguridad y eficacia de las vacunas en general, y la eventual presencia de barreras en el acceso a las dosis.

¿Cuánto confían los argentinos en las vacunas?

El nivel de confianza de los argentinos en las vacunas en 2022 fue de 85.9 puntos (considerando 0 como confianza nula y 100 como confianza plena). Aumentó un 0.5% respecto de 2021, cuando el índice fue de 85,5 puntos, pero representa un 8.3% menos que en 2019, cuando fue de 93,7 puntos.

“Es imperioso que sigamos hablando de la importancia de las vacunas, en las distintas edades y etapas de la vida. Por eso, a través del ICAV, trabajamos para determinar la confianza de las personas y, al mismo tiempo, para visualizar cómo es el acceso a ellas en las distintas regiones. Utilizamos evidencia empírica y una metodología científica probada internacionalmente”, aseguró el director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, Gerardo della Paolera.

El estudio fue realizado en diciembre de 2022 sobre 7.299 casos y abarcó todas las regiones del país y a los distintos grupos etarios, con distinción por género y según los diferentes niveles educativos alcanzados. Por eso, della Paolera remarcó que “los datos que arroja el ICAV se vuelven fundamentales para la planificación de estrategias de inmunización en salud pública”.

La medición del índice de confianza IVAC está basado en el modelo del Vaccine Confidence Index™, desarrollado por un equipo interdisciplinario de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM, por las siglas de su nombre en inglés) y agrega medidas según algunas variables sociodemográficas, explicó Julio Ichazo, coordinador de Proyectos de la Fundación Bunge y Born

“Respecto a años anteriores observamos que la confianza (en las vacunas) ha interrumpido su tendencia a la baja, aunque no logra recuperar los altos niveles previos a la pandemia. Mientras que en el 2019 el nivel de confianza era de 90,3 puntos hoy tenemos una confianza de 85,9, hemos logrado cortar la racha de caída”, detalló el magíster en Estadística matemática y fellow asociado en esta investigación, Tomás Olego.

El índice de confianza está formado por tres componentes: la efectividad, su importancia para los niños y si son seguras. Los resultados de 2022 arrojaron que el 88% de las personas piensa que las vacunas son efectivas e importantes para los niños, lo que representa una leve baja respecto al año pasado.

Un 90,4% cree que son seguras. En este último componente se detecta un leve aumento respecto a los dos últimos años, aunque sin alcanzar las cifras de 2019 (95,9%).

“Vemos que la efectividad y la importancia de vacunar a los niños continuaron un poco a la baja, en cambio la opinión sobre la seguridad de las vacunas ha aumentado, siendo este cambio estadísticamente significativo lo que explica la estabilización del índice de confianza respecto a los años anteriores”, detalló el magíster en Estadística matemática y fellow asociado en esta investigación, Tomás Olego.

La confianza en las vacunas varía según la edad

Las tendencias en el nivel de confianza de acuerdo a la edad son disímiles. Quienes están entre los 21 y los 30 años aumentaron su confianza en un 3,59% (3 puntos), quienes están entre los 31 y 40 lo hicieron en 5,98% (4,9 puntos), mientras que el grupo entre 41 y 50 se mantiene estable (87,7 puntos).

Durante la presentación, Olego destacó que “en el rango de 15 a 20 años la confianza continúa la tendencia a la baja y esta caída es constante desde el 2019 este dato es preocupante ya que próximamente serán los responsables de vacunar a los futuros niños”.

Los grupos etarios en los que bajó la confianza son los mayores de 65, que pasaron de 91,2 puntos a 83,9, (-8%). Y también lo hicieron quienes tienen entre 15 y 20 años, en los que se presenta una tendencia a la baja constante desde 2019. Quienes integran esta franja, a futuro, son quienes podrán tener menores o adultos a cargo, y tomarán decisiones relacionadas a su vacunación.

En cuanto a la confianza por región, el informe encontró que el nivel de confianza en las vacunas es homogénea: “Ninguna región se encuentra muy alejada del promedio nacional. No obstante, Capital Federal y Gran Buenos Aires presenta tendencias distintas del resto del país, en estos lugares la confianza sigue cayendo. Como dato positivo, en el resto del país la confianza en las vacunas ha vuelto a crecer. La región centro se comporta en este sentido como una bisagra para ambas tendencias”, puntualizó Olego.

Este año, el índice de acceso se conformó en torno a quienes cuidan a menores, y el resultado fue de 66.9 puntos. Para evaluar el nivel de acceso a las vacunas se tomó en cuenta 8 dimensiones: “La información sobre dónde vacunarse, los costos involucrados (si bien sabemos que la vacunación es gratuita en Argentina el hecho de ir a vacunarse implica costos de traslado, entre otros), la facilidad de acceso en general, la dificultad en llegar al vacunatorio en términos de accesibilidad, el rechazo previo en la experiencias anteriores en un vacunatorio, los horarios del vacunatorio y los tiempos también de espera y el éxito o no en la última experiencia de vacunación”, explicó Ichazo.

Con el objetivo de mejorar la medición de este aspecto en Argentina, este año se incorporó un nuevo tipo de sondeo, que se realiza por primera vez en nuestro país y cuyos indicadores fueron propuestos por el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico (SAGE) perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, se incorporaron preguntas específicas para detectar problemas de acceso en cuidadores (es decir, aquellas personas que brindan cuidados a menores de 14 años). Por todo esto, no es posible realizar una comparación con el índice de años anteriores.

Si se evalúa por área geográfica, las regiones del país con mayor acceso a las vacunas en 2022 fueron: Cuyo (73.1); Patagonia (72.3) y región Centro (70.2). Y las regiones con menos acceso fueron GBA (62); NEA (63.5); CABA (64.8) y NOA (67.3).

El rol de los profesionales de salud

Uno de cada seis cuidadores afirma que alguna vez un profesional de la salud le recomendó no vacunar a su menor a cargo. A partir de esta afirmación, se detectó una “asociación” entre aquellos que recibieron la recomendación de “no vacunar” y niveles más bajos de confianza y acceso.

“Una de las ventanas de oportunidades que recabamos es que un 17% de los encuestados con menores de 14 años a cargo reportó haber recibido la recomendación de no vacunar a su menor a cargo alguna vez. Si tenemos en cuenta que el profesional de la salud es la figura de autoridad para los cuidadores entre temas de vacunas se nos presenta una oportunidad de mejora como sociedad en este aspecto”, señaló Ichazo.

 


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