“One picture for Argentina, please”. “¿Argentina? Sí, hola, Messi”. El pedido de foto y la respuesta se repite una y mil veces en el Souq Waqif, el mercado de Doha, allí donde se vive el pulso de la capital de Qatar, a solo una semana de que comience el Mundial de Qatar 2022.
Invitado a Doha para la inauguración del nuevo crucero MSC World Europa, hará las veces de hotel durante el Mundial, Clarín salió a recorrer las calles de la ciudad para ver cómo viven el gran evento futbolístico que está a punto de comenzar.
La noche cae temprano en Doha: antes de las 17 el sol se esconde y el calor deja de ser tan despiadado. Con 30 o 31 grados a eso de las 18, el Souq Waqif comienza a llenarse de qataríes que van, vienen, hacen compras, se sientan a comer, conversan, toman té y se mezclan con turistas y visitantes que ya empiezan a poblar las calles.
En un breve recorrido por las calles empedradas y las estrechas callejuelas del mercado donde abundan camisetas, gorros y bufandas -sí, bufandas en Qatar-, además de los tradicionales comercios de telas, té, especias y dulces, se comprueba que el Mundial ya toma color en Doha, y que aunque Argentina y Brasil se llevan claramente las preferencias de los locales, el fanatismo por Messi es incondicional.
Locales en Qatar
Construido en el lugar del centenario mercado comercial de Doha, en la zona de Msheireb, el actual zoco -Souq Wakif- es una invitación a internarse por estrechos y retorcidos callejones entre puestos y más puestos de productos tradicionales y de los que ganan cada día más espacio: camisetas, gorritas, banderas, vinchas; todo en referencia al Mundial que se avecina.
Y en todos los puestos, además de la camiseta de Qatar, pueden encontrarse con seguridad las de Argentina y Brasil. La local se vende a unos 40 riyales cataríes (unos 11 dólares), en tanto las de Messi y Neymar no suelen cotizar menos de 60 riyales (aproximadamente 16,5 dólares).
Aunque claro, aquí es casi obligatorio regatear, así que el precio final puede caer a la mitad. Varios puestos aceptan dólares -y hasta dan cambio- y tarjetas de crédito.
Entre la multitud que sale de la estación de metro Souq Waqif rumbo al centro antiguo de la ciudad, muchos, muchísimos, llevan la celeste y blanca.
“¿You from Argentina? Good”, dice Jasi haciendo “ok” con sus manos, y se da vuelta para que le tome una foto a su camiseta argentina con el 10 y su nombre en la espalda. En eso pasan cuatro amigos que van conversando animadamente; los 4 con la camiseta de Messi, junto a un quinto que lleva la verdeamarelha.
Y en una gigantografía aparece Messi junto al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani. También está Cristiano Ronaldo, pero más abajo y más chiquito; sin dudas no es el preferido.
Más allá del “banderazo” que hace unos días armaron hinchas de la Argentina sobre todo indios que viven en Qatar, la preferencia por la Scaloneta se puede ver en el día a día, en el pulso que el Mundial ya le imprime a las calles de la moderna Doha.