Desde su primera aparición mundialista hasta esta presencia en la Copa Mundial de la FIFA de Qatar 2022, la selección de Polonia ha tenido una relación extremadamente inestable con el torneo.
Hicieron su debut en la tercera edición (Francia 1938) pero luego estuvieron ausentes hasta la década del ‘70, época en la que se posicionaron entre los mejores equipos del mundo y lograron dos 3° puestos (1974 y 1982) en cuatro participaciones consecutivas. Luego vino la ausencia de los ‘90, las eliminaciones de primera ronda en Corea-Japón y Alemania a principios de los 2000, y una actuación por debajo de las expectativas hace tan solo cuatro años en Rusia.
Principalmente, por el rendimiento de Robert Lewandowski, gran figura y capitán: venía de anotar 41 goles en 48 partidos con el Bayern Múnich en la temporada previa y se había mostrado inspirado en los amistosos de preparación, pero se quedó sin marcar pese a jugar todos los minutos en esa decepcionante fase de grupos que protagonizaron Las Águilas en la Copa del Mundo del 2018.
El artillero de 34 años, quien no perdió su lugar entre las figuras más importantes del fútbol mundial, llegó entonces a Qatar con el objetivo de limpiar su prestigio y tener una destacada actuación en una gran cita para su país, aunque su participación en el Grupo C empezó con un penal fallado ante México y recién pudo destaparse a Arabia Saudita, en un partido donde pegó un tiro en el palo antes de aprovechar el error de un defensor rival para conseguir su primer grito mundialista. Esa victoria y el empate previo pusieron al equipo de Czesław Michniewicz en lo más alto de la zona sin derrotas ni goles recibidos, pero todavía no tiene la clasificación asegurada. El tercer rival de la Selección Argentina de Lionel Messi también se juega su continuidad en el certamen.
Históricamente, Polonia siempre ha depositado sus esperanzas en sus figuras ofensivas, incluso cuando supo codearse con los candidatos al título en los Mundiales de Alemania 1974 y España 1982, donde acabó 3° imponiéndose a Brasil y Alemania respectivamente. Grzegorz Lato fue el máximo anotador con siete goles en la edición disputada en territorio germano. Zbigniew Boniek, ex delantero estrella de la Juventus en los ‘80, marcó 4 goles cuando su país alcanzó el podio ocho años más tarde en suelo español. Es lo que se ha esperado de Robert Lewandowski en las últimas citas mundialistas. Lewy se transformó en uno de los goleadores más temibles de Europa durante sus años en la Bundesliga y fue el máximo anotador en las Eliminatorias de la UEFA para Rusia 2018 (16 goles) pero se despidió de ese campeonato sin ni siquiera haber tenido ocasiones pese a haber disputado los 90 minutos de sus partidos en la fase de grupos ante Senegal (1-2), Colombia (0-3) y Japón (1-0). Esa pobre actuación mundialista significó el adiós del seleccionador Adam Nawałka, quien había dirigido al equipo los últimos cinco años. “De la nada, no puedo sacar nada. Podría estar enojado conmigo mismo si no hubiese aprovechado las ocasiones, pero no tuve ninguna”, resaltó en aquel entonces el ex delantero del Bayern, quien en su camino a Qatar se ha sostenido como uno de los mejores del planeta y no quiere desaprovechar lo que podría ser su última aparición en este gran escenario.
Lewandowski, elegido mejor jugador de la FIFA dos años consecutivos (2020 y 2021), abandonó el Bayern Múnich en el último mercado de transferencias para ser fichado por el FC Barcelona. Su segunda participación consecutiva en una Copa del Mundo lo encuentra todavía siendo un artillero letal: es el actual goleador de La Liga con 12 tantos. Por eso, era imperioso para él y para su selección que su potencia ofensiva se manifieste durante su estadía en el país árabe, donde el equipo llegó con un cambio de entrenador muy fresco. A comienzos de este año, la Federación Polaca de Fútbol tuvo que reemplazar a Paulo Sousa, el DT que había atravesado todo el proceso de Eliminatorias y ganó el derecho a jugar el repechaje por un boleto al Mundial al terminar escolta de Inglaterra en el Grupo I. Su lugar fue tomado en febrero de 2022 por Czesław Michniewicz, un ex arquero que se transformó en exitoso DT del fútbol local con el Lech Poznań y el Zagłebie Lubin a principios de los 2000. Su vínculo más cercano al combinado nacional hasta su contratación había sido cuando trabajó a cargo de la selección Sub-21 (2017-2020) pero desarrolló mayormente su carrera en equipos del torneo doméstico. Su última experiencia antes de asumir como seleccionador polaco fue en el Legia Varsovia, uno de los clubes más importantes del país, con el que se consagró campeón de la liga Ekstraklasa en la temporada 2020/21 y logró la clasificación para la UEFA Europa League. Su siguiente campaña no inició bien –tenía 9 puntos en 10 partidos y marchaba en el 15° puesto en la tabla– y después de una racha de cuatro derrotas consecutivas fue despedido. Llevaba unos meses sin trabajo cuando se le encomendó la tarea de afrontar el partido de repechaje ante Suecia para lograr la clasificación al Mundial de Qatar 2022.
Czesław Michniewicz asumió como DT de Polonia en enero de este año (REUTERS/Jennifer Lorenzini)
Michniewicz se hizo cargo de un equipo que había cosechado 20 puntos en 10 partidos en la etapa de clasificación y con un Lewandowski que había aportado ocho goles en la previa al partido de playoff que se avecinaba. Los registros ofensivos eran sólidos como para confiar en que era posible cumplir el objetivo: la selección polaca había terminado como el 4° equipo más anotador de las Eliminatorias con 30 goles por detrás de Inglaterra (39), Alemania (36) y Países Bajos (33), Compartieron solamente unas pocas sesiones de entrenamiento y partido amistoso ante Escocia (1-1) antes del compromiso decisivo que terminó con victoria por 2-0 para las Águilas Blancas, con Lewy firmando de penal la apertura del marcador. Michniewicz, famoso por ser un gran comunicador al que le gusta relacionarse estrechamente con sus pupilos y potenciarlos desde su costado humano, puso el foco en neutralizar las fortalezas rivales y hacer uso del juego directo en los pocos momentos en los que sus dirigidos tuvieran la posesión del balón. Con esas premisas fue que consiguió su lugar en el Mundial de Qatar 2022 pero también profundizó dicho modelo de juego en los amistosos previos a su participación en dicha competencia.
Desde que asumió en febrero, Czesław Michniewicz ha utilizado un amplió abanico de formaciones diferentes. En sus presentaciones en este Mundial se ha inclinado por un 4-2-3-1 ante México y un 4-4-2 frente a Arabia Saudita, aunque con la flexibilidad de mutar a otros sistemas dependiendo de la fases de juego. No es extraño ver a Polonia cambiar entre una defensa de tres, cuatro o cinco jugadores en un mismo partido. “Mi objetivo es que mi equipo juegue los partidos en sus condiciones. Eso significa prepararse adecuadamente para cada oponente y adaptar nuestras tácticas específicamente con ellos en mente. Por eso prestamos mucha atención a analizar a nuestros rivales (...) También queremos ser flexibles. No estamos comprometidos con una formación en particular. Podemos comenzar el partido con tres centrales y luego pasar a jugar con dos de ellos dependiendo de cómo se desarrolle el juego. Me gustaría que mis jugadores tuvieran ciertos mecanismos incorporados para que intentemos encontrar espacios y dejar correr la pelota. Ese es el enfoque de nuestro trabajo”, explicó Michniewicz en diálogo con FIFA+ antes de iniciar su campaña mundialista.
Más allá del dibujo táctico de turno, el DT polaco busca una óptima ubicación de sus pupilos para tener el mayor control territorial posible y al mismo tiempo da a sus jugadores la libertad para generar asociaciones en todo el campo. En la fase ofensiva, la intención de las Águilas Blancas es mayormente jugar balones largos al centro –principalmente, en busca de Lewandowski– o hacia los carriles externos para progresar de forma rápida. También es una constante dentro de su estilo de juego llenar el área rival de pelotas con la intención de generar peligro. No es casualidad que la selección polaca haya terminado las Eliminatorias de la UEFA rumbo a Qatar 2022 con la mayor cantidad de goles que llegaron a través de centros (11), siendo ocho de ellos convertidos de cabeza. Básicamente, los dirigidos por Michniewicz buscan recuperar la posesión y luego atacar con envíos largos, preferentemente detrás de la defensa contraria, incluso aunque tengan opciones para jugar el balón en corto. Las secuencias de pases son una herramienta para organizarse, su estilo de juego es netamente vertical y el balón corre siempre hacia adelante.
Robert Lewandowski pudo convertir ante Arabia Saudita su primer gol en un Mundial (REUTERS/Kai Pfaffenbach)
Al ser una selección que no tiene pretensiones de dominar la posesión, en su fase defensiva los jugadores bien permanecen juntos y están constantemente atentos a ganar estos primeros o segundos balones que le dan paso a sus ataques. Polonia es un equipo que principalmente recupera la pelota en su propio tercio porque elige replegarse en un bloque bajo la mayoría de las veces. No tienden a presionar muy alto para que los defensores rivales ganen terreno y dejen más espacio a sus espaldas, para poder explotarlo con lanzamientos largos. Su sistema defensivo suele acumular muchos jugadores detrás de la línea de la pelota dispuestos a realizar recuperaciones, bloqueos o despejes para ahuyentar el peligro. Sus líneas se compactan sin dejar mucho espacio para el juego interno: prefieren dejar libres las bandas y hacer gala de su gran juego aéreo para rechazar cualquier centro que pueda llegar desde los costados. Así han logrado llegar al partido ante Argentina en el 974 Stadium sin recibir ningún gol. Y una vez que recuperan la posesión, detectan cuáles son las áreas vulnerables del oponente e intentan salir rápidamente de contraataque para crear oportunidades de gol. El modelo de juego que ha desarrollado Czesław Michniewicz es simple: defenderse cerca del área propia todo lo que sea necesario y ser letal en las transiciones defensa-ataque que puedan presentarse en el partido. Tanto México como Arabia Saudita lo han dominado, pero ninguno de los dos ha podido ganarle.
Uno de los puntos importantes es el rol de Robert Lewandowski, punto focal de los ataques y el “jugador sistema” que tiene Michniewicz, quien desempeña un papel diferente al que tenía en Bayern Múnich o ahora en el FC Barcelona. “Mi papel en el campo con Polonia es muy diferente al del Barcelona. Tengo que jugar para el equipo para ganar para el equipo. Para mí será un gran reto ser el MVP del Mundial porque no atacamos mucho y no tenemos muchas ocasiones de gol, así que para el delantero no es lo más fácil. Pero estoy preparado para ello y todo lo que haga será por el equipo, no por mis estadísticas personales”, comenzó en diálogo con el diario MARCA.
Wojciech Szczesny, uno de los referentes polacos, detuvo un penal ante Arabia Saudita (REUTERS/Kai Pfaffenbach)
Más allá de explotar su gran capacidad goleadora con Polonia –es el tercer futbolista europeo con más goles a nivel internacional (77), solo por detrás de Cristiano Ronaldo (117) y Ferenc Puskás (84)– y sacar a relucir todo su repertorio de definiciones (de zurda, de derecha, de cabeza, a uno o dos toques, de penal), también es un pasador relativamente bueno y se esfuerza para dar una mano en la recuperación. Lewy sale del área, su hábitat natural, para asociarse más con los mediocampistas en las transiciones rápidas. También sus movimientos sin balón generan espacios para que los volantes como Piotr Zieliński, figura del Napoli que es actualmente líder en la Serie A, pisen el área. Mientras que el Bayern y el Barça está acostumbrado a ser abastecido constantemente, Lewandowski en Polonia debe someterse a un mayor despliegue para ofrecerse como opción fuera del último tercio. Sus compañeros lo buscan permanentemente al momento de tener la pelota porque confían en sus cualidades creativas. “En la selección estoy más involucrado en el juego de equipo y ayudo a preparar las jugadas”, apuntó en una entrevista con el diario alemán Kicker.
A los 34 años, Lewandowski es la cara más visible en un plantel heterogéneo, que en todas las líneas tiene jugadores experimentados, como el arquero Wojciech Szczęsny, los defensores Matt Cash y Kamil Glik, o el mediocampista Grzegorz Krychowiak; pero también tiene algunos talentos jóvenes como Jan Bednarek, Robert Gumny, Nicola Zalewski, Szymon Żurkowski o Piotr Zieliński. Hay otros atacantes interesantes en los 26 convocados por Czesław Michniewicz como Arkadiusz Milik o Krzysztof Piatek pero nadie a la altura de un Lewandowski que suma 132 partidos y 76 goles, siendo el jugador con más presencias y anotaciones en la historia de su país. Ha marcado en cada Eurocopa que ha disputado con su selección (2012, 2016 y 2020) y pudo finalmente convertir su primer gol en un Mundial, además de que jugó un papel principal para clasificar a dichos torneos, pero queda la sensación de que no ha conseguido tener ese ímpetu para tirar del carro en las grandes citas. En Qatar busca la redención. Después de empatar contra México y de vencer a Arabia Saudita, donde pudo quitarse la espina del gol, Lewandowski encara el partido ante Argentina con la ilusión de avanzar de ronda en su última oportunidad de jugar una Copa del Mundo. Intentará marcar más goles para llevar a su equipo lo más lejos posible. Que él pueda multiplicar sus anotaciones es fundamental si Polonia quiere recomponer esa relación extremadamente inestable que tiene con esta prestigiosa competición.