No es necesario que sean barras. La violencia estalla todo el tiempo en el fútbol argentino. Es ver una camiseta de otro equipo, una provocación leve y que todo se desmadre. Y en el medio, innumerable cantidad de víctimas inocentes que sólo volvían de las vacaciones de invierno o de pasar una tarde agradable en el Sur del Conurbano.
Los hinchas de Racing salían cargados de bronca tras el empate con sabor a derrota en el Cilindro. Los de River Plate iban ilusionados con la posibilidad de seguir acercándose a la punta de la Liga Profesional. Y en el peaje Dock Sud de la autopista Buenos Aires – La Plata se cruzaron. De un lado, dos micros de la filial de José C. Paz que habían encarado el regreso como siempre, saliendo por la calle Italia para ir hacia la calle 25 de mayo y de ahí directo a la subida de la autopista para volver hacia su zona. Del otro, dos micros de la filial Florencio Varela de River, que iban para el Monumental.
Habían pasado unos minutos después de las 19 cuando se encontraron. Los de Racing estaban esperando a otros micros mientras los de River habían aminorado la marcha para pasar las cabinas. Había cientos de autos tratando de regresar a sus casas cuando insulto va, insulto viene, se bajaron de un micro de los hinchas de River y los de José C. Paz fueron en su búsqueda. Durante un tiempo que fue corto pero pareció eterno, se tiraron con todo lo que encontraban a su paso mientras la Policía que siempre está apostada al costado del peaje, en inferioridad numérica, no intervenía. Los del Millonario doblados en número decidieron tras el intercambio de proyectiles volver a sus micros y arrancar para la Capital Federal. Los de Racing a la distancia les seguían tirando cosas a los micros.
De milagro, solo dos personas registraron contusiones leves y fueron derivados al hospital Fiorito. Y muchos automovilistas registraron lo que estaba ocurriendo. De hecho, el sitio Racingmaníacos obtuvo imágenes de lo ocurrido aunque la distancia de los videos no permite individualizar a los violentos. Por eso y ante la nueva política punitiva de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte se pidió las cámaras de seguridad del concesionario del peaje para ver si tienen una definición que permitan, con el chequeo de la base de datos del Registro Nacional de las Personas, identificar a quiénes participaron de la batalla campal de uno y otro lado no sólo para iniciarles una causa contravencional sino más que nada para ponerlos en el derecho de admisión. La tarea no será sencilla pero da la sensación de que hay voluntad de sancionar a quienes participan de estos hechos que marcan el nivel de exasperación y violencia de muchos de los que asisten a los espectáculos deportivos en nuestro país.
Cabe recordar que la barra de Racing cambió de manos hace un año, cuando la histórica La Guardia Imperial fue desplazada por un grupo denominado Los Pibes de Racing, cuyo núcleo fuerte está en Villa Corina y el líder es Leandro Paredes, quien tiene vínculos sindicales (trabaja en el Sindicato de Obreros Marítimos) y políticos, ya que pintó para la campaña del Frente de Todos en las últimas elecciones de 2021. Con él también está Enrique Rulet, alias el Boxeador, condenado por el crimen del periodista partidario Nicolás Pachelo, y que insólitamente sigue merodeando por Avellaneda mientras su caso está en estudio en la Corte Suprema de Justicia.
En el caso de River, las filiales han tomado nuevo cuerpo tras la imposibilidad de Los Borrachos del Tablón de ingresar al Monumental. NI la facción oficial que se referencia en Héctor Guillermo Caverna Godoy ni tampoco la disidente cuyo líder es Ariel Pato Calvici, pueden hacerse fuertes en Nùñez dada la política implementada por el club. Por eso únicamente se hacen visibles en el interior cuando River juega Copa Argentina. Pero esta visto, no se necesita de barras para que la violencia estalle en un fútbol argentino que no encuentra paz y donde el que tiene una camiseta distinta, parece siempre un enemigo.