Hubo que esperar 28 para romper un viejo apotegma. Para volver a ver a un argentino en lo más alto del podio en un torneo sobre césped.
Lejos de intimidarse por una superficie compleja en la que muchos jugadores de esta latitud entendían que no había mucho por hacer, Francisco Cerúndolo (19º) apostó por sus cualidades, tomó riesgos y tuvo su premio: se convirtió en el tercer tenista nacido en nuestro país en consagrarse campeón en un certamen disputado en hierba. Y lo logró en el ATP 250 de Eastbourne después de haber superado a Tommy Paul (17º) por 6-4, 1-6 y 6-4 en 1h52m.
Cerúndolo necesitaba la gimnasia de la continuidad. Se lo había dicho a Olé en una entrevista en febrero: su juego se inyecta de confianza a partir del paso de las rondas. Y Fran así lo demostró esta semana en Eastbourne, a unas dos horas y media de Londres. Así se fue abriendo paso en el césped británico para anotar su nombre en la historia. Después de Guillermo Vilas (Masters 1974 y en los Abiertos de Australia 1978 y 1979) y Javier Frana (Nottingham 1995), desmitificó la frase "el pasto es para las vacas" y demostró que está preparado para hacer ruido en Wimbledon, el Grand Slam que comenzará dentro de unos días en el All England and Lawn Tennis Club.
"Estoy muy contento. Ayer estaba perdido, no sé cómo hice para ganar ese partido (NdeR: estaba 6-2 y 4-1 abajo ante McDonald y terminó ganando 2-6, 7-5 y 6-2). Estoy feliz de conseguir mi segundo título, nunca pensé que iba a ganar en césped. Es muy especial poder ganar aquí, gracias a todos los que me alentaron, sentí mucho apoyo en toda la semana", expresó en la entrega de premios.
Análisis de la final que Cerúndolo le ganó a Paul
Cerúndolo jugó un gran partido ante Paul y entendió la táctica que debía implementar a la perfección si es que deseaba alzar su segundo trofeo (el anterior fue en Bastad en 2022). Bajo una estrategia basada en un alto porcentaje de primeros saques para luego castigar sobre la derecha de su rival, el argentino estuvo inteligente para golpear en los momentos justos y para no desconectarse del partido cuando las cosas no salían como lo había planificado.
Luego de un inicio desalentador en el que había cometido varios errores, situación que le había costado un quiebre, el porteño de 24 años se recuperó con suma velocidad, conectó un 74% de primeros saques (ganó el 67% de los puntos con ese golpe) y estuvo activo de piernas en el fondo de la cancha para causar daño en el servicio rival. Tanto es así que consiguió el quiebre definitivo en el décimo juego de la manga inicial para dar un golpe sobre la mesa.
Sin embargo, tras un breve descanso en el que Paul se fue al baño, Cerúndolo empezó a estar muy errático: falló de más (12 errores no forzados), bajó los porcentajes al saque y concedió tres breaks. La única buena noticia en el segundo set fue la molestia muscular que sufrió su rival en el afán por retroceder sobre sus pasos para alcanzar un contundente smash del argentino.