Fue impactante ver cómo una de las escuelas de fútbol más prestigiosas del planeta quedaba afuera de la Copa Mundial de la FIFA de Rusia 2018, aún más porque era su segunda gran frustración consecutiva tras no clasificar tampoco a la Eurocopa 2016.
La selección de Países Bajos, la cuna del ‘Totaalvoetbal’ (‘Fútbol Total’) que impulsó Rinus Michels desde mediados de los ‘60 y heredó el legendario Johan Cruyff, llegó a tocar fondo tras encadenar varios ciclos de estrategas que paulatinamente lo alejaron de esa filosofía de juego inspiradora. Uno de ellos es Louis van Gaal, famoso DT que trabajó en clubes de élite (Ajax, FC Barcelona, Bayern Múnich y Manchester United) durante 25 años, quien con un estilo pragmático y exprimiendo al máximo el talento de jugadores como Robben, Sneijder, Van Persie, Kuyt o Huntelaar logró alcanzar el 3° puesto en Brasil 2014. Ese había sido el último gran hito para un combinado nacional que volvió a contratarlo el año pasado para liderar una generación de jóvenes con un potencial enorme y terminar de sellar la clasificación a Qatar. Una camada que había empezado a practicar el juego de posesión con Ronald Koeman, tuvo un período de desconcierto con Frank de Boer, y que bajo el ala de Van Gaal ha terminado de constituirse como un equipo sólido en defensa y muy peligroso en ataque. La Oranje lleva 19 partidos sin perder en este ciclo y este viernes será el rival de la selección argentina en el Lusail Stadium por los cuartos de final de la Copa del Mundo.
Si bien nunca fue campeona de este prestigioso torneo, la selección de Países Bajos –anteriormente llamada Holanda– ha sido históricamente una referencia de la competición. Su apodo de la ‘Naranja Mecánica’ nació en la década de los ‘70, cuando logró dos subcampeonatos consecutivos, el primero con Rinus Michels como la mente brillante detrás de un estilo de fútbol asociativo conocido como ‘Fútbol Total’ al que Johan Cruyff le que dio vida dentro del campo. Michels encabezó otros dos ciclos en los ‘80 y llevó al combinado holandés a alzar el trofeo de la Eurocopa en 1988 con figuras como Frank Rijkaard, Marco van Basten o Ronald Koeman, quienes posteriormente se convirtieron en entrenadores y tuvieron su oportunidad al frente de la selección. Koeman, quien también fuera dirigido por Cruyff cuando fue jugador del Barça, fue contratado por una Federación holandesa de fútbol (KNVB) que salía de una crisis institucional en febrero de 2018, firmando un contrato de cuatro años para con el objetivo de participar en la Copa Mundial de la FIFA de Qatar 2022. Venía de trabajar en Southampton y Everton en la Premier League, desde donde llegó a una selección holandesa sin rumbo. Su labor, fundamental para soltar la mano definitivamente a figuras como Robben, Sneijder, Van Persie, Van der Vaart, Kuyt o Huntelaar; y empezar a darle rodaje a jóvenes talentos como Virgil van Dijk, Nathan Aké, Denzel Dumfries, Frenkie de Jong o Memphis Depay, fue interrumpido a mediados de 2020 porque decidió regresar a trabajar en el Camp Nou.
Koeman había desterrado las estrategias reactivas y encaró su proceso con la intención de devolverle a Países Bajos su tradicional postura dominante. Bajo su mandato, la Oranje practicó el juego posicional, con triangulaciones en todo el campo y presión para recuperar la pelota. Ante su prematura salida, la KNVB eligió a Frank de Boer para continuar el trabajo pero no salió como esperaban: inició el camino a Qatar con una derrota por 4-2 ante Turquía y, después de vencer Letonia y Gibraltar, vino una frustrante actuación en la EURO 2020, con una eliminación ante República Checa en los octavos de final que implicó su despedido. Sin margen para otro experimento, el cargo cayó en manos de Louis van Gaal, quien había anunciado su retiro después de una experiencia poco feliz en el Manchester United pero eligió volver al ruedo para responder por tercera vez al llamado desesperado de la selección de su país. “Me ofrecieron el trabajo y, para ser honesto, quería ayudar a mi país. Probablemente no hubiera regresado con un club, pero me alegró hacer una excepción con la selección nacional. Es un honor ser seleccionador nacional y lo sigo viendo así”, comentó al tomar el puesto el año pasado en diálogo con FIFA.com.
Louis Van Gaal, de 71 años, transita su tercer ciclo como seleccionador de Países Bajos (Alberto PIZZOLI / AFP)
Van Gaal, reconocido como un estratega pragmático que crea equipos sólidos defensiva y tácticamente, sostuvo ese 4-3-3 que desarrolló Koeman e intentó profundizar De Boer hasta el cierre de las Eliminatorias en las que terminaron como líderes del Grupo G por encima de Turquía y Noruega. No obstante, a partir de este año, decidió implementar aquel 3-4-1-2 que le dio éxito en el Mundial 2014, en el que perdió por penales ante la Argentina en las semifinales (0-0) y se aseguró la medalla de bronce con una victoria ante la Brasil (3-0) que había sido humillada por Alemania. Es una formación que principalmente le permite a Países Bajos priorizar el orden pero también da lugar para explotar la calidad individual de sus volantes y delanteros. La columna vertebral está integrada por una fuerte defensa de tres centrales que también son dúctiles con la pelota, un mediocampo integrado por un doble pivote de gran primer pase y un volante creativo, y dos atacantes de mucha movilidad. Por afuera, tienen dos carrileros con mucho despliegue, que influyen en las distintas fases del juego, ya sea acoplándose a la defensa o siendo profundos en ofensiva. Es un elenco con mucha calidad individual y una amplia gama de recursos colectivos que le han permitido superar la primera fase como líder del Grupo A por encima de Senegal (2-0), Ecuador (1-1) y Qatar (2-0), y vencer con contundencia a los Estados Unidos en los octavos de final (3-1).
En la fase defensiva, son los delanteros Memphis Depay y Cody Gapko quienes marcan la primera línea de presión: se estiran para tapar las líneas de pase en las bandas y aprietan cautelosamente desde afuera hacia adentro para forzar el error, aunque sin descuidar a los laterales a sus espaldas. Este rol de sus atacantes, dispuestos a hacer persecuciones hacia atrás si son superados, hace que Países Bajos pueda controlar la zona medular con todos sus mediocampistas –Marten de Roon, Frenkie de Jong y Davy Klaassen– haciendo marcajes individuales y su defensa de tres centrales –Jurriën Timber, Virgil van Dijk, Nathan Aké– dando una sólida cobertura en la base de la jugada lo más lejos posible del arco que defiende Andries Noppert. Los carrileros, Denzel Dumfries (derecha) y Daley Blind (izquierda), permanecen cerca de estos zagueros para formar una línea de cinco que les permita controlar a los extremos rivales y evitar que puedan aprovechar los duelos 1v1, aunque también están dispuestos a apretar más arriba para recuperar la pelota si se presenta la oportunidad. A este coordinado funcionamiento defensivo, hay que sumarle que sus defensores tienen excelentes aptitudes en el juego aéreo y fueron uno de los equipos con más faltas concedidas en la fase de grupos (47) por detrás de Arabia Saudita (56), México (51) y Ecuador (50). Sus líneas permanecen estrechas para dejar poco espacio, sobre todo en los carriles internos, y le bajan el ritmo al juego con infracciones que rara vez les cuestan una amonestación. En sus cuatro compromisos de esta Copa del Mundo, solamente han encajado dos goles (uno menos que la Argentina).
Cody Gakpo es la joven estrella de los Países Bajos y lleva tres goles en este Mundial (Alberto PIZZOLI / AFP)
Ofensivamente, si bien el combinado neerlandés tiene futbolistas técnicamente muy dotados en todas sus líneas y han mostrado capacidad para elaborar ataques a través de posesiones prolongadas –el gol de Depay ante Estados Unidos llegó tras una secuencia de 20 pases ininterrumpidos–, han demostrado que son incluso más amenazantes cuando aplican mayor verticalidad. La velocidad de jugadores como Memphis, Gakpo o Dumfries es muy bien aprovechada por los lanzadores como Van Dijk, De Jong o Klaassen, quienes son expertos en filtrar balones largos para saltear líneas de presión y explotar los espacios que deje la defensa rival. De cualquier manera, su estructura les ofrece un gran abanico de recursos para generar peligro y el talento individual tiene mucha influencia en la forma en que deciden hacer daño. Si no son presionados y eligen progresar con la pelota, Frenkie de Jong tiene un rol fundamental: el joven mediocentro de 25 años, quien luce más liberado que en el Barça, es el encargado del primer pase en las transiciones de defensa-ataque y pone el servicio del equipo todo su repertorio. De Jong es ese jugador que activa los ataques, ya sea ganando metros en conducción con la pelota o filtrando pases para los hombres de ataque. Sus laterales-volantes son una de sus armas más peligrosas –más por la derecha con Dumfries que en la izquierda con Blind– cuando ganan profundidad en las bandas. Incluso, no es extraño ver a ambos tomar una postura ofensiva en simultáneo, sumándose a delanteros y volantes que pisan el área para finalizar. Cuando Dumfries y Blind empujan hacia arriba para acoplarse al ataque, De Jong se posiciona como pivote de contención por delante del trío defensivo De Ligt-Van Dijk-Aké. Los otros dos mediocampistas y los delanteros son las opciones en el centro: pueden atacar el área o combinarse para generar superioridades en el juego interno. En esos momentos, es donde más aflora esa fluidez esencial de la escuela holandesa: inteligencia táctica para encontrar espacios libres, triangulaciones con balón, desmarques y permutas, y mucha creatividad.
Y también han sabido ser peligrosos cuando se enfrentan a equipos más agresivos en la presión, porque Memphis Depay y Cody Gapko tienen características óptimas para influir lejos del área e imprimir velocidad a las transiciones, incluso con Dumfries sumándose con proyecciones agresivas por la derecha. Son jugadores extremadamente peligrosos a campo abierto. Gakpo lleva tres goles en este Mundial y ha marcado cinco tantos en sus 10 partidos con la selección este año. Es parte de un equipo que muchas veces ha sabido transformar un repliegue ocasional, o incluso un balón detenido en contra, en una oportunidad clara de gol en pocos segundos. Bajo estos lineamientos, Países Bajos lleva anotados 49 goles en los 19 partidos sin derrotas que componen este tercer ciclo de Louis van Gaal entre sus compromisos de Eliminatorias, la UEFA Nations League y esta Copa del Mundo (promedio de 2,57 tantos por encuentro).
A los 71 años, acompañado por Edgard Davis en su cuerpo técnico, Van Gaal ha demostrado que ser el técnico más veterano de este Mundial no es sinónimo de anticuado sino de experiencia. Ha vuelto redefinir con éxito la identidad histórica de la ‘Naranja Mecánica’ para llevarla otra vez a instancias decisivas de la Copa Mundial de la FIFA, como cuando en 2014 llegó a esa semifinal en la que empató 0-0 ante la Argentina de Alejandro Sabella y luego quedó eliminado por penales. Ese es el último choque de una de las rivalidades más repetidas de esta competición: hubo otra igualdad sin goles en la fase de grupos de Alemania 2006, victorias holandesas en Francia 1998 (1-2) y en Alemania 1974 (0-4), y el triunfo argentino en 1978 (3-1). Países Bajos es la selección que ha superado la fase de grupos en todas sus participaciones en esta cita pero también la que más finales ha disputado sin lograr levantar el trofeo. Louis van Gaal, quien anunció este año que está recibiendo tratamiento por un cáncer de próstata y que volverá al retiro tras este torneo, en esta ocasión no tiene estrellas del calibre de Robin van Persie, Wesley Sneijder y Arjen Robben, mucho menos un Johan Cruyff como tenía Holanda en los ‘70 o un Dennis Bergkamp a fines de los ‘90. Pero tiene a su disposición una jóven y talentosa camada de futbolistas que respetan su guión táctico y están dispuestos a hacer historia en su primera experiencia mundialista.