Boca lo ganó en el final. En el Figal. Se llevó el amistoso ante Talleres con un cabezazo salvador del mejor jugador de un partido que tuvo altibajos para el equipo de Diego Martínez, pero que sin dudas terminó siendo una línea de salida para lo que se viene en una semana, el debut en la Copa de la Liga.
Si al equipo del Gigoló le costó en el inicio fue porque no hizo pie en el Kempes. Primero en defensa, en donde salvo por la buena actuación de Figal, después sufrió mucho a espaldas de Blondel y de Saracchi. De hecho, de esa forma el local pudo lastimar, aunque si no lo hizo fue por las buenas intervenciones de Chiquito Romero. Segurísimo.
Y después en el mediocampo, sector en el que el PT no funcionó el triángulo que formaron Pol Fernández, Campuzano y Bullaude, quizá el más inconexo de los tres. La excepción en el círculo central fue Juan Ramírez: bien con la pelota, vertical y sobre todo preciso en los pases para Saracchi, con quien en definitiva hizo una sociedad que dio resultados. Combinaron un par de veces, el lateral llegó al fondo y tiró al centro atrás: en la primera falló solo Bullaude de zurda (estaba delante del arco y la tiró al lateral) y en la segunda no pudo definir de la mejor manera, pero el rebote le quedó a Langoni, que resolvió a lo Langosta: bombazo al medio y arriba para el 1-0.
Por un momento, Boca se acomodó. Con el resultado a favor, Campu funcionó mejor de tapón y Pol siguió con su tarea de 5 bis. Tal vez la cuota que le siguió faltando al equipo fue la de los delanteros. Pero cómo, si Langoni hizo gol. Sí, es cierto, pero también es verdad que antes de eso (y después del tanto también) estuvo un poco impreciso, al igual que Merentiel, al que no le quedó ninguna de frente y aun la dureza de la pretemporada no le permite desplegar toda su velocidad y la potencia.
Posiblemente con el diario del lunes se dirá que la reestructuración de Martínez en el ST no le salió bien. Al menos de movida. Porque dejó de lado el esquema inicial y probó el 4-4-2, con Pol y Campu de doble 5, con Bullaude en la derecha, el ingresado Janson en la izquierda y con la Bestia y el debutante Cavani como doble 9. Boca perdió peso en el medio y en ataque, e incluso de ratos volvió a quedar desprotegido en los laterales. Así llegó el penal que hizo Saracchi; así llegó el empate de Talleres.
También se podrá decir, obvio, que Boca no bajó los brazos, que el DT reacomodó el equipo nuevamente con variantes, que otra vez se apoyó en las salvadas de Romero (tremendo mano a mano a Bustos) y que lo ganó de pelota parada con el cabezazo de Figal.
La locomotora de Martínez empezó el recorrido en y por lo visto en estos tres amistosos tiene un destino claro. El DT deberá acomodar algunos vagones, es cierto, ni siquiera debutó de manera oficial todavía. Pero al menos en estos partidos de pretemporada ya dio algunos indicios de lo que pretende en este viaje. Desde el nuevo esquema que instaló y que Boca no venía usando (4-3-1-2 con enganche), pasando por los laterales con llegada y peligro (aunque tendrá que ajustar la parte defensiva) y hasta la presión alta, entre otras características que le fue dando al equipo.
El tren del Gigoló ya partió. La primera estación será el sábado 27/1 en Vicente López, en el debut de la Copa de la Liga contra Platense. ¿Quién se sube?
