El festejo croata dejó en claro que se puede jugar con menos presión pero con la misma ilusión. Si bien el partido por el tercer puesto es el que nadie quiere jugar, una vez terminado el duelo por no llegar a la final subirse al podio mundialista no es un premio menor.
Lo dejó en claro la alegría de Croacia y el enojo de Marruecos con el árbitro consumado el 2-1 para el equipo europeo. Por segunda Copa del Mundo consecutiva, el conjunto balcánico terminó con una medalla. Fue plata en Rusia 2018 y el sábado, a la espera de la definición de Argentina con Francia, se colgó la de bronce.
Un inicio de partido furioso
Como ambas selecciones habían adelantado en la previa, este partido nada tuvo que ver con el 0-0 que disputaron en la fase de grupos. Fue, como se esperaba, mucho más abierto. El contexto lo hacía propicio para ver un desarrollo con más ataques y menos especulación. Así lo fue porque apenas iniciado el partido hubo dos goles. Antes de los 10' ya empataban 1-1. Primero, a los 7', Gvardiol definió con una palomita bárbara una pelota parada preparada con ejecución de Modric y primer cabezazo de Perisic. Pero dos minutos más tarde, a los 9', Dari también la empujó de cabeza para igualar las cosas.
Ese primer tiempo fue furioso. De ataque por ataque. No hubo más goles por algunas fallas en los metros finales. A ambos equipos, como en todo el certamen, les faltó un centrodelantero que pudiera terminar tantos ataques. Pero jugaron con un ritmo infernal, especialmente en esa primera mitad que terminó con un golazo. A los 42', en el último ataque croata, Orsic la colgó de un ángulo e hizo estéril la volada de Bono. Sería el gol definitorio, porque en el segundo tiempo hubo notorios gestos de cansancio y algunos lesionados, producto de la exigencia del Mundial.
La despedida de Modric
El logro croata se vio más potenciado aún porque seguramente significó el último partido de Modric en su selección. La gran figura y capitán fue titular en un mediocampo que no tuvo a Brozovic ni a medio equipo titular, pero que encontró en el astro del Real Madrid al dueño de Croacia. Para Marruecos, más allá de la frustración por despedirse con una derrota, haber jugado los siete partidos y termino como el primer africano en llegar a semis de la historia de los mundiales.