Cuando parecía que nadie podía frenar el andar de Carlos Alcaraz, el N° 2 del mundo que quiere repetir el título en Indian Wells, apareció el rival menos pensado... Una invasión de abejas obligó a suspender el partido que desde las 19 de la Argentina el español jugaba por los cuartos de final vs. el alemán Alexander Zverev.
El juego sumaba apenas 9 minutos, e iba 1-1 y 15-0 para Carlitos, cuando éste se disponía a sacar pero comenzó a hacer ademanes, movimientos impropios de un partido, como peleando ante un fantasma. Eran los insectos que ya se empezaban a apoderar de la cancha 1 en el complejo californiano.
Hasta a los raquetazos se defendía Alcaraz de las voraces abejas, que como en una película invadieron cada sector del court, e incluso aparecieron en la lente de la cámara que enfocaba el partido.
Finalmente, se pudo ver que los pequeños pero peligrosos antófilos habían formado un importante enjambre en la cámara de altura (la llaman spider, o sea araña... de la familia) que emite las imágenes desde arriba de la cancha.
Por supuesto, el árbitro del partido, sorprendido como el resto de la gente y los jugadores, anunció rápidamente la suspensión del juego, procediendo los tenistas a escapar raudamente hacia los vestuarios.
A eso de las 20, mientras Zverev se movía en el gimnasio sobre la bicicleta fija y le prestaba atención a sus celulares, a Alcaraz lo estaban atendiendo. Su manager, Albert Molina, confirmó que una abeja lo había picado en la frente. "Lo habían rodeado", declaró en un programa de radio español.
Paralelamente, un especialista en tratar con enjambres de abejas se dirigía al estadio para solucionar el problema en busca de que el tercer partido de cuartos de final del Masters 1000 continuara. Jannik Sinner y Tommy Paul esperaban en semi. A las 22 juegan daniil Medvedev y Holger Rune.
El hombre en cuestión llegó y, con pinta de rockero de los 70 apareció con lentes oscuros, ¡sin traje de protección! y con una aspiradora para tratar de succionar una por una a las abejas que no querían saber nada de irse de la cámara.
El hombre en cuestión siguió con su trabajo y hasta recorrió el estadio con un insecticida para rociar los posibles lugars con abejas, todo con un buzo que en la parte de atrás mostraba un "Killer Bee" (asesino de abejas; en realidad no las mata sino que las desplaza hacia otro lugar) y un teléfono de contacto. Muy bizarro...
Finalmente, a las 21, los jugadores, que habían visto la escena a pura risa, comenzaron a pelotear y el partido se reanudó.
The most BEE-ZARRE thing you'll ever see!! #TennisParadise pic.twitter.com/OAHe0lIMpB
— Tennis TV (@TennisTV) March 14, 2024
