La presidenta de Palmeiras, Leila Pereira, sacudió al fútbol sudamericano al sugerir que Brasil debería dejar la Conmebol y unirse a la Concacaf. La declaración llegó tras el escándalo de racismo en la Libertadores Sub-20, donde jugadores del club brasileño fueron víctimas de insultos por parte de hinchas de Cerro Porteño.
"Si Conmebol no respeta el fútbol brasileño, debemos pensar en unirnos a Concacaf, que nos conviene económicamente", afirmó Pereira en diálogo con TNT Sports Brasil. La dirigente criticó duramente las sanciones impuestas al club paraguayo, que incluyeron una multa de 50 mil dólares y la prohibición de hinchas en lo que resta del torneo.
"Por retrasos en el inicio de los partidos hay una multa de 100 mil dólares. Por bengalas, son 78 mil dólares. Entonces vean cómo trata la Conmebol este delito de racismo. Me pareció vergonzoso", agregó. Pereira también confirmó que enviaron una carta a la FIFA para solicitar su intervención en el caso.
El fútbol brasileño, que genera el 60% de los ingresos de la Conmebol, podría comenzar a exigir un mayor peso en las decisiones. Aunque una salida de Brasil parece improbable, las palabras de Pereira marcan un antes y un después en la relación entre los clubes brasileños y la entidad sudamericana, por lo que son un llamado de atención para Alejandro Domínguez y su equipo.
Cerro Porteño fue multado con 50 mil dólares y sancionado con partidos a puertas cerradas tras los actos de racismo en la Libertadores Sub-20. Para Palmeiras, último bicampeón de la Libertadores, estas medidas fueron "extremamente brandas" y reflejan una actitud "connivente" por parte de la Conmebol.
Pereira no descartó llevar la discusión a la próxima reunión de la CBF, donde buscará el apoyo de otros clubes brasileños. "Es una semilla para plantar", aseguró.
Qué pasó con el sub 20 de Palmeiras
Durante un partido de la Copa Libertadores Sub-20 entre Palmeiras y Cerro Porteño, disputado en Paraguay, el delantero brasileño Luighi, de 18 años, fue víctima de actos racistas por parte de la hinchada local. Según denunció el jugador, fue escupido y llamado "macaco" por algunos aficionados en el estadio Gunther Vogel. Además, la transmisión televisiva mostró a un hombre con un niño en brazos imitando gestos de mono en dirección a Luighi y su compañero Figueiredo.
El incidente ocurrió después de que Palmeiras anotara el 3-0, alrededor de los 35 minutos del segundo tiempo. A pesar de que los jugadores brasileños señalaron lo que estaba ocurriendo al árbitro, el partido continuó sin interrupciones. Al finalizar el encuentro, Luighi, visiblemente afectado, cuestionó a un periodista de la Conmebol por no preguntarle sobre el episodio y exigió respuestas de las autoridades.
Palmeiras emitió un comunicado expresando su solidaridad con el jugador y asegurando que llevará el caso hasta "las últimas instancias" para que los responsables sean sancionados. La CBF y otras figuras del fútbol también manifestaron su repudio, mientras que la Conmebol anunció que investigaría los hechos.
A nivel institucional, el Palmeiras adelantó que presentará una denuncia formal ante la Conmebol y, de ser necesario, llevará el caso a instancias de la FIFA. "No se trata solo de Luighi, sino de todos los jugadores que han sido víctimas de racismo en el fútbol. Es hora de que las palabras se traduzcan en acciones", señalaron fuentes del club paulista.
El episodio reaviva el debate sobre el racismo en el fútbol sudamericano, un problema recurrente que, a pesar de las campañas de concientización y las sanciones económicas impuestas en el pasado, sigue sin erradicarse.