La carrera de un director técnico está llena de desafíos y obstáculos, y la de Fabián Cubero no ha sido la excepción. Su primera incursión en el banquillo de Sportivo Italiano en la Primera B Metropolitana ha llegado a su fin tras solo 42 días. Este breve ciclo se caracterizó por dos empates y cuatro derrotas, dejando al equipo en la última posición de la tabla.
Cubero, conocido cariñosamente como “Poroto”, asumió el cargo con la esperanza de revitalizar a Sportivo Italiano, un club con una rica historia y una apasionada base de seguidores. Sin embargo, el fútbol es un juego de resultados, y los resultados no estuvieron del lado de Cubero. A pesar de su experiencia y conocimiento del juego, no logró traducirlo en victorias para el equipo.
El exdefensor de Vélez Sarsfield, que se retiró del fútbol profesional a finales de 2019, se enfrentó a un desafío considerable al tomar las riendas de un equipo que luchaba por encontrar consistencia en el campo. Su filosofía de juego, que enfatizaba la intensidad y el buen movimiento, no se materializó en los resultados esperados.
La decisión de la dirigencia de Sportivo Italiano de terminar el ciclo de Cubero fue anunciada a través de las redes sociales, donde también se presentó a Rodolfo Della Picca como su reemplazante. Este cambio marca un nuevo capítulo para el club, que busca mejorar su posición y evitar el descenso.
La salida de Cubero del club no solo pone fin a su primer intento como director técnico, sino que también plantea preguntas sobre su futuro en el ámbito del entrenamiento. ¿Buscará Cubero otra oportunidad para demostrar su valía como técnico o decidirá tomar un camino diferente en su carrera post-jugador?
La experiencia de Cubero en Sportivo Italiano, aunque breve, es un recordatorio de la naturaleza implacable del fútbol. Los entrenadores a menudo tienen poco tiempo para implementar sus ideas y lograr resultados positivos. En un deporte donde la paciencia es escasa y la presión es alta, cada partido puede ser decisivo para la carrera de un entrenador.