Gimnasia y Tiro reeditó un clásico histórico, en el que volvió a decir presente el folclore del fútbol, pero que no tuvo vencedores ni vencidos, al igualar frente a Gimnasia y Esgrima de Jujuy cero a cero, en un Gigante del Norte que lució un magnifico colorido, en el choque interzonal correspondiente a la decimosegunda fecha de la Primera Nacional.
Si se analiza el punto que sumó el albo desde lo matemático tiene un significativo valor, principalmente porque logró salir ileso de una compleja parada y se mantiene invicto en casa.
Claro, también hay que tener en cuenta que el equipo de Rubén Darío Forestello estuvo más lejos que cerca de quedarse con la victoria.
Párrafo aparte fue el gran marco albiceleste que tuvo el clásico, que también contó con público visitante. Aproximadamente unos mil hinchas del lobo jujeño llegaron al Gigante.
El albo arrancó con la intención de adueñarse de las acciones, pero con el correr de los minutos la visita equiparó el partido.
A los dirigidos por Forestello le costó generar juego, tuvo algunas aproximaciones pero no inquietó, sumado a que tampoco fue efectivo en pelota parada. Eso si, por momentos estuvo muy incómodo cuando su homónimo atacó, sobre todo por el sector izquierdo cuando Facundo Rizzi, lateral, se lanzó al ataque, más la buena labor de Blas Palavecino.
Sobre el final de la primera mitad (40') Federico Abadía, la figura del albo, respondió con gran destreza para desviarle un remate a Palavecino, que se metía sobre el ángulo superior izquierdo.
Gimnasia de Jujuy era más que el local, en posesión y juego colectivo.
En la segunda, el lobo marcaba la diferencia hasta que Forestello movió el banco, cambió el esquema táctico (4-4-2) y controló de alguna manera a su rival, aunque el partido se hizo chato y aburrido.
Gimnasia y Tiro volvió a reeditar el clásico, no ganó, pero sumó.