Desde muy niña miraba embelesada cómo un chaval de larga melena, camiseta sin mangas y pantalones pirata causaba sensación en una pista de tenis. Tomaba nota de sus éxitos, especialmente en la tierra batida de Roland Garros. Con el tiempo, Iga Swiatek cumplió su sueño de conocer personalmente a Rafa Nadal, a quien no se atrevía ni a saludar ya que es de naturaleza tímida.
La casualidad de su apellido (la traducción de ambos en castellano es Navidad) adquirió relevancia cuando Iga sorprendió ganando Roland Garros en 2020, tras el parón por la pandemia. Coincidió en el palmarés con el manacorí, una referencia que también lo está siendo en su trayectoria en París.
Confirmada como la número uno mundial de esta etapa del tenis femenino, Iga Swiatek ya tiene su particular 'hat trick' en Roland Garros. Revalidó corona con sufrimiento, rozando el colpaso mental ante la checa Karolina Muchova, 26 años y nº 43 mundial. Triunfo por 6-2, 5-7 y 6-4 en 2h.46' de un partido que se le complicó tras dominar 3-0 el segundo set.
Lo tuvo que cerrar la adversaria con una doble falta. Lloró Swiatek, de alegría y de lo mal que lo había pasado para refrendar lo que la mayoría daba por sentado. Levantó la Copa Suzanne Lenglen con tanto deseo y energía que en una de esas acciones hizo volar la tapa por los aires, hasta acabar en el suelo.
De 2020 a 2022 y 2023. La polaca ha dominado tres de las cuatro últimas ediciones de Roland Garros. Es la décima tenista de la historia que llega esa cifra de éxitos en la era moderna del evento francés, desde que en 1925 adquiriera la categoría de Internacionales.
Es una cazadora de finales. Cuatro disputadas en Gran Slam, todas ganadas, teniendo también el US Open de 2022. Construyendo una carrera imponente, con un total de catorce coronas profesionales en 18 finales disputadas. En esta campaña ya había ganado en Doha y Stuttgart.
Recibió la Copa Suzanne Lenglen de la mujer más laureada de Roland Garros, la estadounidense Chris Evert, que ganó siete veces y acaba de superar un cáncer de ovario. Iga Swiatek también se llevó un talón económico por 2.300.000 euros.
Es la reina del circuito y de Roland Garros. Tiene por delante la asignatura pendiente de la hierba, de Wimbledon. En su gorra blanca, la bandera de Ucrania, país al que no sólo apoya moralmente, sino que se ha implicado en la organización de iniciativas para recaudar fondos a su favor.
Swiatek ha tenido sus momentos bajos de ánimo por meses, ya que de autoexigente se penaliza en exceso a sí misma. Sucedió también en el segundo set de la final, cuando empezó a quejarse a su entrenador y, especialmente, su psicóloga, que viaja continuamente con ella. No toleraba que de un 3-0 pasase a un 4-4, 0-30, que flaquease al punto de verse abajo en la tercera manga. Lo enmendó porque Muchova se atrevió con todo perdido, asimismo le tembló el brazo cuando vio posible el milagro.
Los números dicen que en tierra Swiatek gana prácticamente todos los encuentros en los que se lleva el primer set. Su balance sube a 54-1, con la excepción de la derrota en Praga 2019, ante curiosamente Karolina Muchova. Aquella Iga no tiene nada que ver con ésta. Aunque esquivó lo que para ella hubiese sido un desastre.