Como en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 frente a Nigeria, como en la Copa América 2021 ante Brasil, como en la Finalísimma de este año contra Italia, Ángel Di María volvió a ser clave para darle un título a la selección argentina, esta vez en el Mundial de Qatar 2022. Fideo tuvo una actuación muy destacada, resultó imparable para la defensa de Francia y convirtió el segundo tanto de la Albiceleste. El partido se dio cómo lo esperaba, al menos así lo predecía en la previa.
“Voy a salir campeón del mundo, amor. Está escrito. Y voy a hacer el gol. Porque está escrito como en el Maracaná y Wembley”, le escribió Di María por WhatsApp a su esposa, Jorgelina Cardoso, un día antes de la gran final. Ella, que compartió una captura del chat a través de Instagram, le respondió expresándole su emoción: “Me afloja el cuerpo ese mensaje... no sé qué carajo decirte”.
El extremo rosarino era pura confianza y durante la charla trató de calmar a su mujer: “No tenés que decir nada. Andá y disfrutá mañana porque vamos a ser campeones del mundo. Porque lo merecemos los 26 que estamos acá y la familia de cada uno”. Jorgelina le devolvió como respuesta un emoji de un rostro envuelto en lágrimas, esas que iban a brotar de felicidad de sus ojos un día más tarde.
“Sabés qué lindo, amor. Mañana somos campeones del mundo. Está escrito. Lo sé, lo siento. Es nuestra, amor”, insistió el jugador de la Juventus, anticipando la consagración. Su esposa publicó esas palabras que resultaron proféticas con el siguiente mensaje: “Elegimos creer y se nos dio”.
El chat de la conversación con Di María que compartió Jorgelina Cardoso a través de Instagram
Di María se puso por primera vez la camiseta de la Selección el 6 de septiembre de 2008, en un partido con Paraguay por las Eliminatorias para Sudáfrica 2010. En ese entonces era futbolista del Benfica de Portugal, después de demostrar sus virtudes como zurdo veloz y filoso en Rosario Central, donde Ángel Tulio Zof lo hizo debutar en 2005 con 17 años. Crecido en el el barrio Parque Casas, al norte de Rosario, en sus horas adolescentes Angelito alternó su devoción por el fútbol con una abnegada colaboración con su padre en tareas de carbonería.
El fútbol argentino lo disfrutó apenas 39 partidos, que fue lo que tardaron en Europa en descubrir al joven delantero enjuto, máquina de correr y someter arqueros. Después de triunfar en el club portugués, se le abrieron las puertas de las grandes ligas con Real Madrid, Manchester United, Paris Saint-Germain y hoy, en etapa de madurez, Juventus de Italia.
En paralelo a su brillante carrera de clubes, Di María construyó una larga historia en la Selección. Al principio disfrutó una promisoria etapa en juveniles con el título mundial Sub 20 en Canadá 2007 y la medalla de oro olímpica en Beijing 2008, año en el que Alfio Basile lo incorporó a la mayor.
Pero con los años quedó marcado como ícono de la generación de las finales perdidas (Brasil 2014, Chile 2015, Estados Unidos 2016). Sus lesiones y algún bajo rendimiento en esos torneos lo pusieron en el centro de críticas. Sin embargo, su deseo de ganar con la camiseta argentina pudo más y aquellos cuestionamientos se esfumaron para siempre, sobre todo después de la coronación ante Brasil en el Maracaná en la final de la Copa América, que cortó una sequía de 28 años sin títulos.