“Exequiel Zeballos sufrió una lesión de la sindesmosis tibioperonea distal con lesión del ligamento deltoideo y avulsión del maléolo posterior del tobillo derecho. Se decide tratamiento quirúrgico”. Esto mencionó el parte médico oficial de Boca Juniors respecto a la lesión del Changuito. Más de un hincha habrá googleado alguno de los términos empleados y enseguida habrá rastreado en cuánto se estima una rehabilitación para este tipo de rupturas ligamentarias.
“El traumatismo le produjo una torción en la articulación que interesó la unión de la tibia y peroné, con el hueso del pie, el astrágalo. La patada fue tan fuerte que hizo una avulsión, o sea un arrancamiento de uno de los dos maléolos (fue el posterior). Lo arrancó. Motivo por el cual se precisó una cirugía”, fue la explicación del licenciado en kinesiología y fisiatría Juan José Villafañe (Matrícula Nacional 14.750 y Matrícula Provincial 1.230), quien cumple tareas en el plantel profesional de Arsenal de Sarandí.
Para tratar de aclarar la lesión del juvenil de Boca, el especialista en kinesiología del deporte explicó que el ligamento interno de su tobillo derecho, deltoideo, que une a la tibia con el hueso calcáneo, quedó comprometido: “El golpe vino de afuera, entonces le abrió el pie hacia adentro. Le arrancó el ligamento deltoideo, el lateral interno del tobillo, que es uno solo, un ligamento corto muy fuerte, con forma de abanico. Eso es muy doloroso”.
La observación se suma a la que habían hecho desde el club hace algunas horas, cuando este medio había hecho la misma consulta: “El ligamento interno, en vez de romperse, arrancó un pedazo de hueso (avulsión) y se lesionó el ligamento externo que une la tibia y peroné”.
VIllafañe, ex presidente de la Asociación de Kinesiología del Deporte, remarcó que será fundamental la fase en la que Zeballos estará sin apoyar su pie: “Al ser una articulación, está involucrada la sindesmosis, artículación propia del tobillo y ligamentos que unen y dan estabilidad. En el post operatorio no va a poder apoyar y lo irán evaluando. No podrá apoyar hasta las primeras cuatro o seis semanas”.
Lamentablemente a los optimistas que soñaban con ver alguna gambeta más del Changuito en 2022, tendrá que postergar sus deseos: “No creo que pueda competir por lo menos hasta dentro de seis meses. A los cuatro meses seguramente lo verán cómo está para integrarse a algunos trabajos”.
La rehabilitación dependerá de varios factores a tener en cuenta. La primera etapa de cuatro a seis semanas antes de volver a apoyar para que se “peguen” todas las estructuras óseas que se dañaron por la avulsión (desprendimiento del hueso). En cuanto a la intervención quirúrgica, se necesitará un clavo y una placa con tornillo para afirmar el ligamento. Esa integración demandará seis semanas. Y el seguimiento de su cirujano (será Jorge Batista, histórico de Boca) será crucial para su alta.
“Al segundo mes y medio o tercer mes, podrá probar algún desplazamiento en el piso, pero no correr. No creo que pueda trotar hasta mínimo el tercer mes”, añadió Villafañe, que apuntó como otro punto trascendental la recomposición de la unión de la tibia y el peroné, con el astrágalo. La carga del peso, en la medida que Zeballos vuelva a correr e impactar, generará desgaste en la articulación, por lo que preservarlo el mayor tiempo posible antes de exponerlo al alto rendimiento resultará vital.