Lionel Messi ya no sólo hace historia al andar. Casi que hace historia al respirar. Este sábado, bien cerca del domingo y en simultáneo, el capitán de la Selección Argentina puede batir un récord de vigencia y otro de precocidad siempre y cuando Inter Miami, dirigido por Gerardo Martino, le gane como visitante al peculiar Nashville SC en la final de la Leagues Cup, el torneo relámpago que disputaron los 29 equipos de la Major League Soccer y los 18 de la Liga MX de México.
Se habla de vigencia porque Messi dará la vuelta olímpica 43 de su exitosa carrera profesional. Así igualará al brasileño Dani Alves como el futbolista más ganador de la historia. Algunos hablan de 44, pero hay un título, la Supercopa de España, que ganó el Barcelona en el que la Pulga no estuvo convocado.
Se habla de precocidad también porque apenas 29 días después de su sonoro desembarco en Estados Unidos está a un paso de lograr su primer título con Inter Miami. Nunca antes festejó tan rápido en un club. Impresionante. Será además la consagración bautismal de la franquicia de la Florida, que apenas tiene cinco años de vida y dos en competencia.
Lionel Messi, el jueves, en la conferencia de prensa.
Todo eso estará en juego en el partido que se jugará desde las 22 (Apple TV) en el estadio Geodis Park, con capacidad para 30.000 espectadores y situado en el estado de Tennessee. Siempre y cuando Nashville SC no disponga lo contrario, claro. Las entradas ya están agotadas, pero en la reventa oficial, a través del portal Ticketmaster, todavía se consiguen con valores que van desde los 468 hasta los 2.900 dólares según la ubicación más próxima al campo de juego. Fortuna.
El fenómeno Messi, acompañado por un plan de contrataciones ambicioso, generó un cambio radical en un equipo que hasta su llegada solo coleccionaba derrotas en la Major League Soccer competencia en la que tiene el peor registro entre los 29 equipos participantes. Son 14 traspiés en 22 presentaciones, con 22 goles a favor y 36 en contra-
Con Leo en cancha, el equipo de Gerardo Martino ganó los seis partidos disputados -en realidad, empató uno en el que festejó por penales- y evidenció una superioridad que le augura un futuro próspero en el fútbol estadounidense. El equipo metió 21 goles en ese lapso con un Messi que cantó bingo en cada velada para alcanzar los 9 gritos en su cosecha personal.
