La figura de Rafael Nadal en el circuito del tenis se agigantó un poco más después de la conquista de su 14° Roland Garros y el Grand Slam número 22 de su carrera profesional. Sin embargo el español arrastra una lesión en uno de sus pies y, luego de levantar el trofeo sobre la tierra batida de París, reveló el calvario que vivió a lo largo del torneo.
El nacido en Manacor explicó que después de su encuentro de segunda ronda, estuvo cerca de no seguir compitiendo. “El peor momento lo pasé tras el partido con Corentin Moutet, no podía andar. He podido competir esta quincena porque mi médico me ha administrado inyecciones de anestesia para dormir el pie, pero es un riesgo”, declaró en la conferencia de prensa después de la final frente a Casper Ruud. Y agregó al respecto sobre las incógnitas que nuevamente planteó sobre lo que resta del calendario: “No sé lo que pasará en el futuro, pero seguiré luchando por intentarlo”.
Al ser consultado por cuáles pueden ser los caminos a seguir, Nadal argumentó que deberá hacer una nueva pausa. “No puedo seguir compitiendo con el pie dormido, hay que encontrar una solución. Me encantaría seguir compitiendo, así que la próxima semana voy a hablar con varios médicos y contemplar diversas opciones. Recibiré un tratamiento y espero que me ayude”, comentó ya con miras a lo que será un atípico Wimbledon, ya que no repartirá puntos ATP por la exclusión de tenistas rusos y bielorrusos.
Por otro lado, aseguró que “para mí y para toda la gente que ama este deporte éste es el mejor torneo del mundo. Es muy difícil describir lo que siento. Es fantástico sentirse de nuevo competitivo. Es increíble decir lo que siento después de poder jugar aquí en mi pista, en mi torneo, significa mucho para mí”. Ya en la previa de los cuartos de final contra Novak Djokovic hizo pública su felicidad de volver a afrontar encuentros de primer nivel y este domingo barrió de la cancha al tenista noruego con un contundente 6-3, 6-3 y 6-0.
Han pasado ya 17 años desde la primera conquista de Rafa en Francia y ha llegado a la definición pese a que por primera vez en muchos años no era el gran favorito. No había dudas con su tenis pero sí por su estado físico y, sobre todo, por esa lesión crónica en el pie izquierdo que lo volvió a traicionar en Roma y que puso en peligro su participación en el torneo que más éxitos le dio en su trayectoria deportiva.