La cuenta regresiva ya comenzó. El domingo 20 de noviembre, a las 13 horas de la Argentina, las selecciones de Qatar y Ecuador darán comienzo a la vigésimo segunda edición de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA Qatar 2022.
Durante poco menos de un mes, todas las miradas de todo el mundo estarán puestas en los que ocurrirá en el país árabe, donde treinta y dos equipos intentarán levantar el trofeo dorado que la Argentina alzó en dos oportunidades.
Y nada mejor que matizar esa espera y esa ansiedad durante un par de horas, y disfrutar de la miniserie documental de Netflix Sean eternos: Campeones de América, que cuenta con testimonios de primera mano la Copa América 2021, que la Argentina ganó en el Estadio Maracaná de Brasil ante el conjunto local, con un recordadísimo gol de Ángel Di María. Un título que quebró una racha negativa que se extendió por veintiocho años para la selección blanquiceleste. Una alegría futbolera para el país cuando el Covid 19, de a poco, comenzaba a ser un triste recuerdo y, en paralelo, la realidad política y económica golpeaba una vez más a todos.
Sean eternos puede ser visto como la búsqueda de un anhelo por parte de un hombre que es el mejor del mundo en lo suyo, que ganó todo, que odia perder, y que hay una sola victoria que, hasta ese momento, no pudo conseguir. Esa persona, claro está, es nada más y nada menos que Lionel Andrés Messi. Hay un testimonio de Cesc Fábregas que pinta ese sentimiento de modo maravilloso. El español cuenta que, en una oportunidad, le dice en modo de reproche amistoso a Messi que él ya había ganado varias veces la Champions League. “Pero vos fuiste campeón del mundo y yo no”, fue la respuesta del rosarino.
Los cuatro subcampeonatos obtenidos con la Selección Argentina (incluido el del Mundial 2016 en Brasil) eran una deuda absoluta para consigo mismo con la que Messi cargaba hasta el momento en el que levantó la Copa América en el Maracaná.
Pero el fútbol es un deporte colectivo, en el que un hombre solo no puede hacer nada, por más que sea el mejor del mundo. Entonces Sean eternos también describe el proceso de construcción del grupo humano que acompañó a Messi a concretar su sueño más deseado. Entonces, nos muestra la intimidad de ese equipo y los distintos temperamentos de las personas que acompañan a ese líder silencioso, pero que desde ese silencio impone autoridad y respeto. Ahí está el Papu Gómez como el bromista del grupo que, a la hora de entrar a la cancha, responde con goles. O al Dibu Martínez, que busca estímulos externos que lo ayuden a atajar de la mejor manera posible. También desfilan el Kun Agüero, Di María, Rodrigo De Paul o Lautaro Martínez, entre otros. Y, desde la conducción, la claridad de pensamiento del director técnico Lionel Scaloni y su ayudante de campo, el gran Pablo Aimar.
El repaso deportivo está hecho de manera cronológica, con flashbacks a otros momentos pasados de la selección argentina y de Messi en el Barcelona y en el Paris Saint Germain, que son narrados por ex compañeros suyos como Javier Mascherano, Luis Suarez, Neymar, Ronaldinho o el citado Fábregas, entre otros. Y por más que haya historias que ya conocemos de memoria, impresiona ver y escuchar al Dibu Martínez “boquear” a los jugadores colombianos antes de la definición por penales en la semifinal, con el audio ambiente de un estadio vacío por la pandemia (“El Dibu está reloco”, Messi dixit) o la desazón de De Paul tras errar su tiro desde los doce pasos, con la chance cierta de dejar a la Argentina afuera y sumar una nueva frustración.
Sean eternos está producido por Agustín Pichot, y es imposible no asociar la arenga final de Messi antes de la final con las del ex medio scrum Puma en el Mundial de Rugby de Francia 2007. “Querer es poder”: la frase tantas veces asociada a Albert Einstein puede ser aplicada a Lionel Messi. Alguien, en medio de Sean eternos, habla de su constancia para lograr un título con la Argentina y de su tremendo amor por el país. Por eso la emoción cuando afirma que este fue el momento más importante de su carrera y cuando, hacia el final, se muestra cauto pero optimista a la hora de hablar del Mundial. La esperanza es total, lo mismo que su deseo, que también es el nuestro. ¡Vamos Argentina!.
