El candidato a vicepresidente Agustín Rossi, compañero de fórmula de Sergio Massa, volvió a esgrimir un discurso tradicionalmente kirchnerista y defendió públicamente la expropiación de YPF, asegurando en el debate con Victoria Villarruel que la empresa estatal produce ganancias.
Pero lo cierto es que no pudo elegir peor momento para decirlo, ya que el informe del Estado de Resultados para la petrolera arrojó pérdidas operativas en el tercer trimestre del año, incluso a pesar de la buena performance que había registrado en los últimos años y del boom petrolero que existe a nivel mundial con el barril arriba de 80 dólares.
La mala administración del gobierno kirchnerista de Sergio Massa provocó que, entre junio y septiembre de este año, YPF sufriera pérdidas por US$ 137 millones de dólares. El rojo fue tal que incluso YPF no debió pagar ningún impuesto a las Ganancias por este período (ya que no las tuvo) y profundizó el déficit fiscal del país.
Cabe destacar que Massa propone para el 2024 si es elegido presidente introducir un impuesto mínimo corporativo del 15% sobre los ingresos contables, por lo que YPF y cualquier empresa incluso si registra pérdidas, deberá pagar impuestos de todos modos, una idea similar al que propuso Joe Biden en Estados Unidos, pero fue derribada por los republicanos en el Congreso.
Si bien los costos operativos de YPF disminuyeron un 1,7% respecto del mismo trimestre del año pasado, se produjo un importante salto de los gastos de administración y la descapitalización por el deterioro de propiedades, plantas, equipos y activos intangibles.
Lo que es insólito es que, en el mismo período, otras petroleras privadas registraron ganancias importantes. Por ejemplo, la empresa privada Pampa Energía reportó ganancias netas por US$ 153 millones de dólares, luego del pago de US$ 40 millones de dólares por concepto del impuesto a las Ganancias sobre las utilidades no distribuidas.
Por su parte, la firma TGS, una empresa privatizada en los 90s y que es la transportadora de gas más importante del país, registró ganancias netas por 4.883 millones de pesos en el tercer trimestre de 2023. Al igual que YPF, TGS fue privatizada en 1992 pero, contrario a la petrolera, no pudo ser reestatizada por el kirchnerismo durante la “década ganada”.
La expropiación de YPF que impulsó Cristina Kirchner y Axel Kicillof, defendida por Massa y Rossi, le podría costar al país además de todas las pérdidas, una suma de hasta US$ 16.000 millones de dólares por la catarata de juicios en contra de esa operación por haber sido ejecutada de manera ilegal. Este valor es cerca de la mitad de lo que representa la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
El litigante contra el Estado es el fondo Burford, una firma que cotiza en la plaza bursátil londinense, y que compró los derechos para litigar contra el país aprovechando la pésima posición jurídica en la que quedó expuesta la Argentina tras la gestión kirchnerista.
La “empresa de bandera” con participación mayoritaria del Estado no le dio ningún aporte significativo al país, pero dejó una suma de deudas millonarias. La soberanía energética que prometía el kirchnerismo hoy no es más que una pobre idea en el imaginario de un grupo muy marginal de fanáticos vinculados a la vicepresidente Cristina Kirchner y al ministro de Economía Sergio Massa.