Tras la devaluación de la tercera semana de agosto, el ministro Sergio Massa anticipó una pauta de aumento del 5% mensual para una canasta de precios de consumo masivo en las góndolas de los supermercados, como parte de la última revisión del programa Precios Justos.
El Gobierno buscó forzar un “acuerdo” prácticamente extorsivo con las empresas, ofreciendo incentivos fiscales para las firmas que estuvieran adheridas al programa, pero amenazando con restricciones cambiarias para la compra de insumos básicos en caso de no hacerlo.
Las cláusulas del acuerdo vencerán oficialmente el próximo 23 de octubre, momento en el que se espera una masiva actualización de precios por todos los retrasos acumulados hasta entonces. Se estima que, solamente al día de hoy, los retrasos oscilan entre el 30% y el 50% según cada caso. Esta brecha se sigue profundizando conforme avanza la inflación.
También se produjo un importante desfasaje de precios entre pequeños comerciantes y tiendas barriales, en comparación con los precios controlados en los supermercados (cada vez más presionados por la demanda). En algunos casos, la brecha de precios entre ambos tipos de comercios alcanza el 60%,
La tasa de inflación del mes de agosto cerró en torno al 12,4% respecto del periodo precedente, la del mes de septiembre se habría mantenido en los dos dígitos pese a los controles y al congelamiento del tipo de cambio, y para octubre se espera un resultado similar. Es decir, las pautas de aumento fijadas en Precios Justos no lograron compensar ni la mitad de la inflación minorista mensual desde agosto.
En caso de producirse un escenario de ballotage en el que Massa pudiera sobrevivir como candidato, el Gobierno tratará de relanzar los controles de precios y endurecerlos si es necesario, apostando de lleno a la represión financiera de la economía a cualquier costo.
Por otra parte, y solo tres semanas después de que tengan lugar las elecciones generales, tendrá lugar el fin del congelamiento del tipo de cambio oficial, actualmente fijado en $350 para el segmento mayorista y $366,5 para el minorista. Este régimen llegará a su fin, y de hecho la devaluación de agosto ya fue completamente sobrepasada por el aumento de los precios en solo un mes.
A partir del mes de diciembre tendrán lugar nuevos aumentos, esta vez por el descongelamiento de las tarifas y los precios de servicios que fueron intervenidos. Se espera una fuerte actualización para las prepagas, los colectivos, la electricidad, el gas, los servicios de distribución de agua y telecomunicaciones.
La gestión del ministro Massa deja una auténtica bomba de tiempo que podría estallar en el último bimestre del año. La transición económica entre este Gobierno y el próximo podría ser una de las más caóticas de la democracia, desde los tiempos de Raúl Alfonsín.