La inteligencia artificial ( IA) está revolucionando la gestión de inversiones. Un nuevo fondo cotizado en bolsa (ETF), llamado Intelligent Livermore (LIVR), busca replicar estrategias de los grandes nombres de la inversión utilizando herramientas de IA como ChatGPT de OpenAI, Claude de Anthropic y Gemini de Google. Desarrollado por la startup de tecnología financiera Intelligent Alpha, el fondo combina el análisis automatizado con la supervisión humana para construir carteras basadas en filosofías de inversión probadas.
Para crear sus estrategias, los analistas alimentan a los modelos de lenguaje (LLM) con datos financieros públicos y principios de inversión de figuras como Warren Buffett, Stanley Druckenmiller y David Tepper. Este enfoque híbrido garantiza que las decisiones sean tomadas por la IA, pero con humanos ejecutando las operaciones para evitar errores. "La IA puede emular a cualquier tipo de inversor, desde un agresivo buscador de crecimiento hasta un defensor del valor al estilo de Buffett", afirmó Doug Clinton, director ejecutivo de Intelligent Alpha, en un artículo publicado en Fortune.
El ETF, lanzado oficialmente el pasado miércoles, incluye en su portafolio a gigantes tecnológicos como Meta, Nvidia y TSMC, con un índice de gastos del 0,69%. Según Clinton, el objetivo es competir con los fondos tradicionales, ofreciendo una inversión más eficiente y menos emocional que los métodos activos o pasivos.
Clinton inició el proyecto experimentando con ChatGPT para construir carteras que superaran al índice S&P 500. Aunque Intelligent Alpha es una empresa incipiente, respaldada por Deepwater Asset Management, ya ha presentado solicitudes para lanzar cuatro nuevos ETF y planea expandirse significativamente para 2025.
"Queremos construir el BlackRock impulsado por IA", expresó Clinton, destacando que su visión es crear productos accesibles tanto para inversores minoristas como institucionales. Para él, los fondos impulsados por IA representan el futuro de las inversiones, combinando la adaptabilidad de los índices dinámicos con la precisión y la objetividad de las máquinas.
La industria de las finanzas observa de cerca este cambio, pues podría marcar el inicio de una era dominada por la tecnología en la selección de activos.