De cara a la última semana antes de las elecciones, el INDEC publicó la inflación oficial del mes de octubre con una pauta de aumento del 8,3% con respecto al mes anterior, y una suba acumulada del 120% en los primeros 10 meses del 2023. Este resultado se aleja ampliamente del que habían pronosticado la mayor parte de las consultoras privadas, con cifras cercanas al 11% mensual.
El Gobierno ejerció una fuerte presión, tanto sobre el INDEC como sobre las mediciones que utiliza, para tratar de cerrar el último dato de inflación con la mejor impresión posible antes del balotaje, aunque los resultados son abiertamente desopilantes: incluso con el manoseo, la tasa de inflación interanual superó el 142% y llegó a los niveles más extremos nunca vistos desde agosto de 1991.
A estos efectos, el ministro y candidato Sergio Massa se valió de todas las herramientas del Ministerio de Economía para usarlas a favor de su propia competitividad electoral aún a costa del país. El dato dibujado tiene el problema que llevará a que las empresas lo usen como excusa para aumentar menos los sueldos, llevando a una caída en el salario real.
El tipo de cambio oficial se congeló desde la segunda semana de agosto, las tarifas de servicios públicos fueron intervenidas y congeladas, se congelados las cuotas de medicina prepaga, y se desplegaron fuertes restricciones sobre los precios de supermercados bajo el programa “Precios Justos” con una pauta de aumento mensual del 5%.
Como resultado, el IPC núcleo (sin energía y alimentos) marcó un aumento del 8,8% en octubre, pero los precios regulados por el Estado solamente subieron un 6,6%. Esto deja al país en la antesala de un nuevo “Rodrigazo” por inflación reprimida, al mismo tiempo en que los indicadores monetarios son los más preocupantes desde la hiperinflación de 1989, y los indicadores sociales son similares a los que había en la crisis de 2001.
Según el INDEC, las comunicaciones fueron el rubro que más aumentó, marcando una suba del 12,6% mensual. Por otra parte, los precios de la indumentaria volvieron a aumentar por encima de la inflación general y subieron un 11% en el mes.
Las dudas respecto del INDEC surgen por la gran divergencia entre las estadísticas estimadas por el Ministerio de Economía para el mes de octubre (en torno al 9,3%) y las que publicó recientemente el organismo oficial.
Si las cifras del INDEC son correctas (algo que despierta cada vez más escepticismo por la aplastante intervención de Massa en el organismo), el “piso” de inflación que deja el rezago de la devaluación de agosto es incluso superior al “techo” que hubo durante la primera mitad del año.
De hecho, la tasa de inflación mensual promedio durante la gestión de Sergio Massa asciende al 7,5%, una cifra muy superior al 3,5% observado durante la gestión del exministro Martín Guzmán, o el 2,9% promedio que se registró durante la administración de Cambiemos.
Esto da cuenta que, sea como fuese que se midieran la tendencia de la inflación, no existe una desaceleración real. Los controles y congelamientos de precios eventualmente tendrán que actualizarse en el último bimestre del año, y en particular, tras el fin de las elecciones del próximo domingo.