Tras un jueves en el que el Gobierno hizo correr versiones de que habría anuncios ayer viernes sobre el tipo de cambio de cara a las conversaciones con el Fondo Monetario, no ocurrió nada y las versiones siguen. Ahora se señala que las novedades podrían transcurrir el fin de semana. La pelota está en el aire como en la película de Woody Allen, Match Point. De un lado está el FMI y del otro, Argentina.
El FMI tiene la plata que la Argentina necesita. Pero también una reputación que cuidar porque el país es su principal su deudor y no le sirve que llegue el último día del mes y Argentina no pague (US$ 2.600 millones). El Banco Central no tiene plata.
La Argentina no tiene intención en no pagar porque hacerlo así significaría entrar en atrasos y, automáticamente, acuerdos y líneas de crédito de organismos y empresas entrarían en situación de irregularidad.
El FMI y la Argentina están negociando en estas horas. Está estipulado que el organismo preste plata al país pero a cambio de que cumpla una serie de metas y objetivos que en el primer trimestre apenas fueron alcanzados y en el segundo trimestre directamente reprobados.
El incumplimiento de estos sin embargo no es un escollo para la Argentina: el país solicitará waivers o perdones contemplados en el programa.
El problema, y ahí está la cuestión, es que la Argentina no está dispuesta a hacer lo que el FMI le pide (básicamente subir el precio del dólar y ajustar más las cuentas fiscales), y entonces el equipo argentino propuso a cambio un dólar diferencial solo para el agro (excepto la soja) y un impuesto a las importaciones. De esa manera el Gobierno pretende así reforzar la recaudación tributaria e incentivar la acumulación de reservas, dos reclamos del FMIque hizo ayer tras reconocer que 1) el acuerdo no está cerrado y 2) no se está discutiendo un nuevo programa como había dado entender el Gobierno en abril.
“Nuestros equipos continúan trabajando constructivamente, en persona, con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre la quinta revisión del programa de Argentina respaldado por el Fondo. Las discusiones continúan enfocadas en las políticas para fortalecer las reservas y mejorar la sostenibilidad fiscal. Continuaremos comunicando sobre el progreso de estas discusiones”, dijo un portavoz del organismo ayer.
La novela entre la Argentina y el FMI empezó en febrero de este año. Allí entonces el Gobierno anunció que se flexibilizarían las metas de las reservas por el impacto de la sequía. Luego, en abril, el Gobierno habló de recalibrar todo el programa. Algo que no sucedió. Hasta ahora. Para que el staff readecúa el plan, el Gobierno debería establecer los nuevos parámetros y eso contemplaría una devaluación y ajustar otras variables.
Desde hace tres semanas Economía habló que habría un nuevo entendimiento pronto y un viaja a Washington que recién se concretó el lunes pasado. Terminó la semana y no hay acuerdo todavía. En las últimas horas sellaron sus entendimientos con el FMI Congo, Burundí, Zambia, Mozambique, Pakistán y Níger. Se espera que pronto lo haga la Argentina.
La tensión escaló en las últimas horas tras conocerse un informe del FMI en el que reclamó a la Argentina un tipo de cambio oficial más alto. El organismo ratificó que el dólar oficial está atrasado y debería valer hasta un 25% más, es decir, pasar desde los $ 267 actuales (dólar mayorista) a $ 333. Y advirtió que el frente externo del país “fue más débil” que lo deseable el año pasado y que las reservas son “precariamente bajas”. ¿Será el acuerdo con el FMI post-PASO?