A medida que se acerca la elección, el equipo económico de Sergio Massa no puede controlar la corrida contra el peso en ninguno de los segmentos del mercado cambiario. El tipo de cambio paralelo se disparó nuevamente y llegó a tocar los $798 en el día jueves en la City salteña, con una brecha que se ubica por encima del 115%.
El dólar Contado con Liquidación rompió la barrera de los $818, en gran medida por la demanda de las empresas. Al mismo tiempo, la cotización del dólar MEP llegó a casi $700 por la presión de los compradores minoristas. Todos los segmentos cambiarios están fuera de control y la economía se dirige a una nueva devaluación.
El Banco Central se desprendió de hasta US$ 1.000 millones del último desembolso otorgado por el FMI, para intentar intervenir y calmar a los mercados, pero ni así consiguió apaciguar a los compradores.
El plan de Massa es tratar de retener nuevas divisas frescas a través de las liquidaciones preferenciales para las petroleras de Vaca Muerta, con el fin de intervenir más fuerte en los mercados legales y contener las cotizaciones por el mayor tiempo posible, pero nadie en Hacienda tiene la certeza que alcancen los dólares para llegar al 22 de octubre sin una devaluación.
El tipo de cambio real del dólar ya volvió al mismo nivel que tenía en la segunda semana de agosto, por lo que el efecto de la devaluación del 25% que impulsó Massa el día después de las PASO ya fue completamente consumido por la inflación en solo 5 semanas. Se vuelve al mismo punto de inicio sin haber conseguir nada, y sin un plan económico detrás.
Ni siquiera comenzó el mes de octubre y el tipo de cambio real ya requiere de nuevos ajustes para tan siquiera atender al abastecimiento básico de importaciones que necesita la industria y el aparato productivo para funcionar. El ministro Massa prometió mantener el tipo de cambio oficial fijo hasta el 15 de noviembre, y no se explica ni se entiende de dónde saldrán los dólares para semejante maniobra.
La dolarización de las carteras y la huída del peso son el fiel reflejo de que los usuarios están anticipándose a una devaluación mayúscula programada para después de las elecciones. El Bank of America y Goldman Sachs aseveran que podría llegar al 100% en su escenario base.
El índice de Riesgo País de JP Morgan superó los 2.460 puntos básicos en la jornada del día jueves, el peor registro de los últimos cuatro meses. La tendencia negativa sobre los bonos soberanos ya está instalada, acumularán rebajas de entre el 7% y el 16% en el último mes.
El índice bursátil S&P Merval acumuló una caída del 15,8% en lo que va del mes de septiembre. Las acciones argentinas se derriten como un helado: los papeles del BBVA se desplomaron un 29% en los últimos 30 días, en el Banco Macro la caída fue del 28,5%, el Banco Supervielle sufrió un retroceso del 27% y las acciones del Grupo Financiero Galicia cayeron un 23%.
El mercado comienza a pasar factura por el “plan platita” de Massa, anticipándose al aumento de la inflación esperada para el último bimestre del año.