En abril la economía local logró inclinar la balanza comercial con su principal socio, Brasil, y pasó a marcar un superávit acumulado en el año, todavía leve, pero superávit al fin: es de USD42 millones. La caída en las importaciones, producto del marcado escenario recesivo, fue parte de la explicación, junto con una suba de las exportaciones de 36,7%. La devaluación logró así dejar el atrás el déficit con el país vecino, que en 2023 había alcanzado los USD1.733 millones a esta altura del año.
Un informe de la consultora Abeceb reseñó: “En abril, Argentina registró un superávit comercial en la balanza con Brasil de USD116 M, el segundo consecutivo contemplando el de marzo por USD118 M (un guarismo similar). Durante los primeros cuatro meses del año solamente en febrero se observó un déficit comercial, y en el acumulado del año lleva un saldo positivo por USD42 M cuando en 2023 se acumulaba USD 1.733 M de déficit en el mismo período”.
Acerca de las importaciones, la consultora dirigida por el ex ministro de Producción, Dante Sica, afirmó: “Las importaciones desde Brasil fueron de USD1.099 M en abril y se redujeron en un 34,1% anual contra el cuarto mes del año pasado (USD1.668 M). Es el noveno mes consecutivo donde las importaciones argentinas presentan una caída interanual. En lo que va del año, las mismas acumulan una baja del 29,9% interanual contra el mismo plazo de 2023”.
Y sobre las exportaciones expresó: “Las exportaciones argentinas a Brasil alcanzaron los USD1.215 M en abril, mostrando un aumento del 36,7% anual en el cuarto mes de 2024 (segundo aumento interanual consecutivo en lo que va del año), lo que implica una aceleración versus el 23,9% interanual de febrero y el 3% de marzo”.
Además el informe realizó comentarios sobre lo que viene. En ese sentido, remarcó que el atraso cambiario representará un riesgo, aunque los impuestos sobre las importaciones y la recesión jugarán a favor del superávit: “El Impuesto PAIS, que aumenta en un 17,5% el precio de las importaciones argentinas, se mantendría al menos hasta fin de año, lo que sumado al efecto recesivo de una demanda interna que cae 7-8%, mantendrá estancadas las importaciones a lo largo del año, con el riesgo de que se materialice un atraso cambiario (reflejado en una reversión del superávit) si se insiste en el crawling peg al 2% por mucho más tiempo”.
Y agregó: “Un factor de rol incierto será el desempeño de la economía brasileña, que se espera que crezca 1,8% anual en 2024, desacelerando su crecimiento con respecto a 2023, explicado principalmente por una desaceleración en el consumo privado tras el efecto rezagado de las bajas de tasas de 2023, y una merma en las exportaciones de soja ante la catástrofe climática que se está viviendo al sur de Brasil”.
