El kirchnerismo se queda sin ideas para llegar a las elecciones, y apuesta a contener la corrida cambiaria reprimiendo cada vez más transacciones. El ministro Sergio Massa determinó la unificación del dólar tarjeta, el solidario y la paridad conocida como dólar qatar, los cuales ahora compartirán una cotización en torno a los $731.
A estos efectos, lo que se decidió es unificar los recargos impositivos que afectaban a cada una de estas paridades, disponiendo que a partir de ahora en todos lo casos se aplicará la cotización del tipo de cambio oficial más un 100% de recargo impositivo.
Massa decretó el aumento del 5% al 25% sobre la percepción de Bienes Personales para comprar dólares legales, y esto se suma al 30% del impuesto PAIS y el 45% por la percepción de Ganancias, llegando así al recargo total de 100%. Así, el Gobierno da marcha atrás con la incipiente rebaja impositiva que había decretado tras la devaluación del mes de agosto (que ya fue más que compensada por la inflación).
Dicho de otra manera, el Gobierno kirchnerista convalidó una devaluación del 14% para el dólar tarjeta, y un salto cambiario superior al 11% para el dólar qatar. Por su parte, el tipo de cambio oficial sigue fijado en $366,5 para la venta minorista (365,5 en el caso del Banco Nación), y $350 para el segmento mayorista.
Aún así, la medida solo afecta a un umbral relativamente pequeño de transacciones. En la práctica, la mayor parte de las empresas debieron recurrir al segmento Contado con Liquidación para operar en dólares, a menos que fueran empresas dedicadas a la importación o exportación. Por otra parte, la mayor parte de la demanda minorista del dólar se canaliza a través del MEP o en su defecto en el paralelo.
Afectará a las poquísimas personas autorizadas por el BCRA para comprar acceder al dólar oficial por motivos de ahorro, pero también a los consumos con tarjeta en el exterior sin importar el monto mensual (incluyendo servicios como Netflix), pagos para servicios hacia el exterior como por ejemplo las agencias de turismo o asesorías, viajes por transporte aéreo o marítimo, importación de bienes suntuarios, etc.
Las disposiciones de la AFIP se lanzan al mismo tiempo que los 4 tipos de cambio diferenciales decretados para la minería, las pequeñas empresas, la industria automotriz y la pesca.
La única interrogante será cuánto tiempo podrá resistir el oficialismo en reprimir la devaluación oficial, que a todas luces parece inevitable. Se espera que el eventual estallido cambiario tenga lugar entre noviembre y diciembre de 2023. La transición del Gobierno de Fernández hacia las próximas autoridades podría ser caótica.