Cerrada ya la primera misión del año con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la espera de la confirmación final de la aprobación de sus resultados -lo que llegará el próximo 24 cuando se reúna el board del organismo para tratar el caso argentino-, ya comienza a pensarse en la próxima evaluación.
La nueva fiscalización se concretaría cuando cierre el segundo trimestre del año, con lo que la idea sería que las partes vuelvan a cruzarse entre fines de julio y agosto.
Desde Buenos Aires se buscaba que se extendiera hacia septiembre (lo más lejos posible en el tiempo), para que la próxima se concrete hacia fin de año. Sin embargo, desde Washington hay una visión diferente. En la sede del Fondo se cree que las misiones a la Argentina deberían ser lo más rápido posible una vez cerrado el período seleccionado, dadas las crónicas dificultades que muestra la economía criolla. Y que precisamente la próxima misión cierra las fiscalizaciones correspondientes al primer semestre del año, período en el cual se inauguran los controles del Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado. Y que, en consecuencia, es necesario cerrar la primer etapa de las misiones con el tiempo suficiente como para comenzar a realizar la tarea más importante desde la aprobación del Facilidades Extendidas: discutir metas y objetivos con posibilidad cierta de incumplimiento, y las condiciones en las que el país debería manejar su economía para cerrar el 2022 aprobando el primer año del acuerdo.
Algo que, obviamente, las partes ya consideran difícil. Casi imposible. Y que sólo podría salvarse a partir de una seria negociación que comience, precisamente, una vez que la segunda misión del año culmine. De ahí la premura del organismo de comenzar las fiscalizaciones lo antes posible. En principio, en la segunda quincena de julio.
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Según lo firmado, el Gobierno de Alberto Fernández se comprometió a ser anfitrión de al menos siete misiones del organismo que conduce Kristalina Georgieva. La que culminó el viernes pasado fue la primera. Le restan seis más. Luego, para la administración que suceda a la actual, se descarta que habrá que llamar a una renegociación.
Probablemente durante todo el mandato de Alberto Fernández, el responsable de fiscalizar las misiones seguirá siendo el brasileño- israelí Ilan Goldfajn. El director gerente para el Hemisferio Occidental fue designado en su cargo en febrero, con el explícito mandato (aceptado por él mismo) de llevar detenidamente el caso argentino bajo su custodia.
Y desde el primero momento, Goldfajn le dejó en claro a los hombres y mujeres de Buenos Aires que es el máximo responsable ante el board del organismo del éxito o fracaso del Facilidades Extendidas aprobado (con muchas dudas) el 25 de marzo. El director había afirmado en la reunión de Primavera del FMI y el Banco Mundial de Washington que ese compromiso sería cumplido a rajatabla, y que sería duro en la fiscalización. Y que esa tarea incluiría la recalibración de números y porcentajes para evaluar y descartar potenciales waivers.