El último sondeo del Índice de Libertad Económica elaborado por el Instituto Fraser reveló un fuerte derrumbe para la métrica de Argentina: sobre una muestra de 165 países seleccionados en el año 2021, Argentina ocupó el puesto 158. De esta manera, bajo el kirchnerismo el país se encuentra entre las 10 economías más reprimidas del planeta.
Se registró una puntuación de 4,77 en un indicador que va del 0 a 10, y que evalúa una serie de aspectos como el tamaño del sector público, la protección de los derechos de propiedad, la calidad del dinero, la libertad de comercio y el peso de las regulaciones sobre la iniciativa privada.
El índice para Argentina sufrió una caída del 12,4% desde que Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa asumieron el Gobierno en diciembre de 2019. En este mismo período, el país retrocedió del puesto 151 en 2019 al 158.
Canada has one of the fastest growth rates in size of government in the world, suppressing the space for free exchange and Canadians’ economic freedom.
— The Fraser Institute (@FraserInstitute) September 19, 2023
Read this year's Economic Freedom of the World report: https://t.co/5iWSCgPwpJ pic.twitter.com/szlkDTWSF1
El desempeño de Argentina es únicamente comparable con algunas economías africanas disfuncionales y estado de guerra como Sudán y el Congo, así como en países regidos por dictaduras socialistas como el caso de Venezuela (el país con la peor puntuación a nivel global). Con estas reglas de juego, el crecimiento sostenido a largo plazo resulta imposible, y con ello cualquier posibilidad de desarrollo.
De hecho, la puntuación de Argentina se encuentra lejos ya no tan solo de las economías desarrolladas, sino incluso en comparación con los países de la región. Brasil ocupó el puesto 90 de entre la muestra de 165 países, Colombia se ubicó en el puesto número 89, Paraguay se ubicó en el 68, Uruguay en el 65, Perú en el 37 y Chile lideró el ranking regional posicionándose en el puesto número 30.
Incluso Bolivia registró una métrica que superó a la Argentina en más de un 27%, atendiendo a nociones básicas de organización económica como por ejemplo la libertad cambiaria en un mercado unificado (algo que parece poco más que un sueño en Argentina). Hasta el régimen socialsita de Luis Arce y Evo Morales mantuvo al país en el puesto 117 de entre los 165 seleccionados, 41 puestos por encima de la Argentina dirigida por el kirchnerismo.
De la misma manera que ocurrió con el chavismo en Venezuela, la economía argentina coquetea con la hiperinflación y la pérdida definitiva de cualquier parámetro de “calidad” en el uso de la moneda doméstica. La última medición de la inflación del INDEC arrojó una variación interanual del 124% en los precios minoristas, y más de 130% en los mayoristas.
La libertad comercial también fue completamente obliterada, no solo por un arsenal de licencias no automáticas y cupos de exportación, sino también por la suma de un recargo de 7,5% (en concepto de impuesto PAIS) para la mayor parte de las importaciones.
Las incesantes circulares del Banco Central y las resoluciones de la Comisión Nacional de Valores incrementan la presión regulatoria todas las semanas casi sin excepción, limitando cada vez más la cantidad de transacciones financieras que pueden operar en los mercados convencionales y condicionando el modo en que deben hacerlo.