El nuevo presidente del Banco Central, Santiago Bausili, lanzó un nuevo mecanismo financiero para poder lidiar con la aplastante deuda comercial que dejó el kirchnerismo después de cuatro años de gestión, un stock de US$ 56.000 millones de dólares por operaciones vinculadas al comercio exterior.
A partir de esta maniobra, el kirchnerismo y la izquierda trataron de vincular falsamente al nuevo bono lanzado por el Banco Central como una supuesta “estatización” de la deuda con importadores, que en realidad fue contraída desde el Estado por el ex ministro Sergio Massa.
En este sentido, quien lideró la operación en los medios fue Alejandro Bercovich, quien mintió al aire en C5N y aseguró que el Gobierno de Javier Milei se va a hacer cargo de pagar deuda privada, algo muy lejos de la realidad.
La estrategia que sigue Caputo y Bausili pretende lisa y llanamente administrar una deuda que ya se tenía, es decir, buscar una manera de pagar la deuda comercial de US$ 56.000 millones que se contrajo, por orden de Massa, desde el Banco Central bajo la administración de Miguel Ángel Pesce.
El stock de deuda se contrajo a partir de los cuatro años de cepo cambiario, ya que el BCRA tomó los dólares de los importadores y les pagó en pesos a dólar oficial, prometiéndoles que les pagaría en un futuro la diferencia entre dicha cotización y la cotización prometida para la importación.
Ante la falta de reservas del BCRA y la imposibilidad de permitir a los importadores acceder a un dólar subvaluado, la administración kirchnerista postergó sucesivamente los pagos y acumuló desde el Estado la deuda en cuestión. Deuda que no se corresponde directamente a la actividad de los importadores, sino simplemente por su demanda para acceder al mercado cambiario.
En este sentido, Bausili lanzó lo que se dio a conocer como los “Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre” (BOPREAL), un instrumento que permite dar una solución concreta a este problema que había generado el BCRA con la falta de acceso al dólar por parte de los importadores.
El bono simplemente posterga los plazos de pago por una deuda que el Banco Central ya tenía, y que generó el kirchnerismo. Constituye una solución, porque se adopta un horizonte de pagos por 4 años con una tasa de interés en dólares del 5%, entendiendo que el BCRA podrá acumular reservas en los próximos años y hacer frente a estas obligaciones sin mayores problemas.
Y desde el punto de vista de los importadores, el problema también encuentra una solución, porque en caso de necesitar liquidez inmediata en dólares para cancelar pagos con proveedores en el exterior, pueden vender estos bonos en el mercado secundario de manera inmediata.
El sistema que ideó Bausili tiene un beneficio adicional, y es que si bien los bonos BOPREAL son pagaderos en dólares, para suscribirlos sólo hace falta entregar pesos. En otras palabras, el BCRA se endeuda en dólares a cambio de sacar pesos del mercado, contribuyendo a una baja en la inflación.
Por lo tanto, los BOPREAL se suma a la lista de instrumentos que absorben pesos de la economía a modo de esterilización, un efecto similar al que generan las Leliq, los Pases y otras letras.
Con esta operación se ataca al mismo tiempo a las dos bombas que dejó el kirchnerismo en el BCRA: los pasivos remunerados y la deuda comercial. Los bonos BOPREAL permiten comenzar a reducir el stock de deuda comercial, así como eliminar todas las licencias no automáticas, y al mismo tiempo se retiran pesos del mercado que compensan la expansión monetaria explicada por los pasivos remunerados (este stock se va licuando en términos reales).