Hacia adelante, el sector del litio proyecta un panorama alentador. Si bien la recuperación de los precios del mineral, que comenzaron el año con una estrepitosa caída (que puede repuntar hacia fines de 2025, pero no alcanzará los niveles de 2023), existe confianza en que las condiciones macroeconómicas mejoren y refuercen las ventajas competitivas del país en el mercado global, y consoliden al litio como uno de los pilares estratégicos de la economía nacional en el futuro cercano. Esas fueron algunas de las conclusiones de la tercera edición del Argentina & LATAM Lithium Summit, un evento que se realizó en Buenos Aires el 20 y 21 de noviembre.
De la industria minera nacional, los proyectos de litio son los que mostraron avances concretos este año, lo que les permite afianzar su posición como segmento productivo, aunque aún esté lejos todavía de las cifras de exportación que sostienen los sectores del oro y de la plata en el país. En efecto, según datos de la Secretaría de Minería de la Nación, el oro exportó en septiembre USD 250 millones (62% del total exportado) y la plata con USD 82 millones (20% del total), mientras que el litio alcanzó ese mes un total de USD 52 millones en ventas al exterior.
Si bien ocupa el tercer puesto de los minerales más exportados, el desarrollo del litio se profundizó este último año, especialmente en el ámbito de la exploración, a pesar de las dificultades económicas del país, lo que refuerza sus perspectivas de crecimiento a largo plazo.
El presidente de JEMSE (Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado), Exequiel Lello, puntualizó sobre el avance en la exploración de áreas que anteriormente enfrentaban obstáculos significativos en la provincia del noroeste argentino (NOA), particularmente en regiones donde el diálogo con las comunidades locales había limitado el desarrollo. “Este año, se lograron permisos clave que permitirán ampliar la actividad exploratoria en diversos salares del NOA”.
Agregó que “además de los proyectos ya consolidados en los salares Cauchari y Olaroz, estas nuevas iniciativas abren oportunidades para diversificar la producción y sentar las bases de futuros desarrollos”, y añadió: “La capacidad de trabajar en conjunto con las comunidades y generar confianza ha sido crucial para este crecimiento”.
Sobre el precio del carbonato de litio, los referentes del sector indicaron que alcanzó picos muy elevados en 2023 (llegó a los USD 80.000 la tonelada) para luego estabilizarse en torno a los USD 10.000 por tonelada, un nivel que presenta desafíos para la rentabilidad de los proyectos. Sin embargo, los más afectadas por las fluctuaciones del mercado son aquellos en etapa de exploración, mientras que los proyectos consolidados tienen mayor capacidad para absorber los impactos y seguir creciendo.
“La Argentina debe seguir aprendiendo de estas dinámicas globales y trabajar en mantener costos razonables para ser competitiva en un mercado exigente”, destacó al respecto Ignacio Celorrio, vicepresidente ejecutivo de Lithium Argentina, una de las firmas accionistas de EXAR, junto a la china Ganfeng Lithium y a JEMSE, la empresa que puso en marcha en 2023 en Jujuy el último proyecto, que espera producir entre 20.000 y 25.000 toneladas este año y cuenta con una capacidad de producción de 40.000 toneladas anuales de carbonato de litio calidad batería.
Desafío
Según Celorrio, los proyectos en la Argentina deben apuntar a un costo operativo (OPEX) en torno a USD 6.000/USD 7.000 por tonelada para soportar estas fluctuaciones y garantizar su viabilidad. “El mercado del litio aún se encuentra en formación, impulsado por las expectativas de la transición energética. Hasta que no exista una demanda estable y sostenida, especialmente en regiones clave como Asia, Europa y Estados Unidos, es probable que estas fluctuaciones continúen”, explicó el directivo. “Sin embargo, la perspectiva a largo plazo sigue siendo positiva, con una posible recuperación de precios que podría facilitar las expansiones de capital en los próximos años. La clave está en construir una industria sofisticada y competitiva, que pueda operar sin depender de protecciones externas y enfrentar los vaivenes del mercado global”, completó.
El sector del litio no sólo enfrenta el reto de competir en un mercado global altamente exigente, sino también el desafío de diversificar sus proyectos y garantizar un desarrollo sostenible en armonía con las comunidades locales.
El año cierra con una industria que demostró resiliencia y capacidad de adaptación frente a un entorno complejo; la combinación de avances en exploración, aumentos en la producción y un enfoque en reducir costos posicionan al litio argentino como un pilar estratégico para la economía nacional y un actor crucial en la transición energética global.
Por Sabrina Pont