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En tiempo récord, el Gobierno se encamina a incumplir con las tres metas principales del acuerdo con el FMI

La economía dejó atrás el repunte del 2021 y va hacia un nuevo período de estancamiento, a pesar de la ayuda económica del Gobierno a los sectores de menos recursos. Se viene un invierno duro, con escasez de gas y de dólares

Guzmán, durante la reciente reunión de primavera FMI-Banco Mundial. A su izquierda, Gita Gopinath y Kristalina Georgieva, las número uno y dos del Fondo Monetario
Guzmán, durante la reciente reunión de primavera FMI-Banco Mundial. A su izquierda, Gita Gopinath y Kristalina Georgieva, las número uno y dos del Fondo Monetario

En apenas tres meses lo que era un acuerdo light o para salir del paso hasta llegar las elecciones se volvió imposible de cumplir. Ahora el Staff del FMI y el equipo económico deberán definir qué camino seguir: si solicitar una serie de waivers, o dispensas, para seguir recibiendo los desembolsos o directamente se dispone una modificación sobre la marcha de las exigencias planteadas inicialmente. El peor escenario –para el Fondo y para el Gobierno- sería dejarlo caer y condenar al país a un nuevo default

Si bien falta que arranque la revisión formal, a partir del 10 de mayo próximo, ya es un secreto a voces que la reducción del déficit fiscal hasta 2,5% no se alcanzará. Con suerte se podría repetir el 3% del año pasado. Además, empezaron las primeras señales de que la emisión monetaria para financiar al Tesoro tampoco disminuirá como estaba previsto en las metas asumidas ante el Fondo.

Lo propio sucederá con la meta de reservas netas. Existe un compromiso anual de acumulación de casi USD 6.000 millones, pero que al igual que el resto de las exigencias debe irse cumpliendo en forma trimestral. Por ejemplo, en los próximos dos meses el Central debería comprar USD 2.300 millones. Pero en los cuatro primeros meses del año apenas consiguió unos USD 100 millones con intervenciones en el mercado cambiario. Ni siquiera una soja arriba de USD 600 alcanza hoy para lograr ese objetivo.

El acuerdo arrancó viejo en enero y hoy es letra muerta. La proyección de inflación quedó también totalmente desactualizada. Se había estipulado un techo de 48%, pero será al menos 15 puntos más alta. Podría ser más, ya que ahora se estima un nivel más cercano al 70% para todo el 2022. Tal como viene haciendo Martín Guzmán en los últimos años, el FMI subestimó notablemente la aceleración de precios, que hoy pone a la Argentina incluso por encima de Venezuela.

El “corazón” del arreglo con el Fondo pasaba justamente por ordenar las variables fiscales y financieras para promover una baja de la inflación. Pero requiere de mucha disciplina y tiempo y ninguna de las dos está disponible para un Gobierno asediado por internas y por el deterioro social.


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