En un terreno resbaladizo, con el dólar y la inflación en alza, los economistas y empresarios creen que los “aumentos defensivos” observados en las últimas 24 horas están justificados y continuarán.
Con una economía que funciona como un electrocardiograma de un paciente en riesgo, expertos consultados por Infobae afirmaron que la frontera entre los precios que ajustan por el tipo de cambio oficial –que se devaluó ayer el 22%- y el blue –que aumentó 30% desde principios de mes- cada vez es más porosa.
Por este motivo, tras un primer semestre con alta emisión monetaria y déficit fiscal, justificaron la caótica situación de los precios en las góndolas, con productos sin etiquetas en algunos casos o retirados de la venta en otros.
A la espera de reunirse con el equipo de Sergio Massa –que comenzó a adoptar medidas duras, como la suspensión de las exportaciones de carne tras la suba de los precios internos, luego desmentida- los empresarios de consumo masivo consultados afirmaron que “la suba se dio en el 80% de los productos” entre ayer y hoy. “En muchos casos, te mandan el producto sin un valor fijado”, admitió un empresario.
“Por más que negocien acuerdos a la fuerza, el Gobierno no puede manejar la situación por su debilidad”, aclaró otro, desesperado por los continuos cambios en las listas de precios que le llegaban hoy de los proveedores.
La economista Melisa Sala de LCG sostuvo que “la mitad de la economía ya funcionaba al tipo de cambio libre, pero buena parte de la canasta básica está aún al tipo de cambio oficial”.
“Con la inercia a la que venían los precios y asumiendo un pass through del 50%, la inflación iría a niveles del 14% en agosto y 12% en septiembre por el arrastre. En ambos casos, estos valores entendemos que son piso, porque la inestabilidad asociada al desenlace electoral no terminó”, explicó la analista.
“Estarías en rango de inflación del 25% acumulado entre agosto y septiembre. Es decir, en dos meses el tipo de cambio real posiblemente estará en el mismo nivel que hace unas semanas”, aclaró.
“Para adelante, solo con asumir que en el cuarto trimestre los precios convergen a una tasa del 8% mensual, a diciembre la inflación llegaría al 155% anual; si se estabiliza en 10%, el año cerraría en 170%”, indicó.
“Pero el problema principal es que los efectos de una devaluación sin un programa consistente atrás es que no corrige el desajuste de los precios relativos y encima te deja un escalón más alto de inflación por los efectos de segunda, tercera, cuarta y quinta ronda”, se lamentó.
-¿Hay riesgos de una espiralización?
-Se supone que fijar el FX en $ 350 hasta octubre debería tender a frenar la inercia después del salto inicial, pero no sé si resultará del todo creíble. Por lo pronto, la posición a septiembre del ROFEX todavía se negocia a $ 371. Por otro lado, y más allá de la suba de tasas de ayer, hay que pensar que a cierto nivel, no hay tasa de interés que tiente a la tenencia de pesos, por lo que esto tampoco podría actuar como ancla.
La economista indicó que el 60% de los precios se fijan con el dólar oficial hoy el 40% en el segmento libre.
Emiliano Libman de Fundar dijo que “la devaluación pasa muy rápido a precios; en contexto de alta inflación, lo peor que podes hacer es poner un precio bajo: te comes el capital y fundís”.
“Lo segundo peor es poner uno muy alto y perder ventas. Pero está claro que es menos peor”, aclaró.
De este modo, “los aumentos tendrían un componente ‘especulativo’, pero sin ser peyorativo y esperable en la coyuntura”.
-¿Hay peligros de un desborde?
-Creo que llegamos con la lengua afuera. Digamos alguna probabilidad hay, lo que es mucho si consideramos que hasta hace poco no le veía casi ninguna. Pero no hay forma de ordenar la transición. No hay interlocutor y la lógica es polarizar. Me parece que la devaluación de ayer fue pisar el dólar y ver qué se puede meter para juntar votos, con prácticamente nada de margen y con riesgo.
En tanto, Lorenzo Sigaut Gravina de Equilibra indicó que “antes de la devaluación agosto tenía una inflación del 8%, pero este salto cambiario la colocará en dos dígitos, algo que no ocurre desde abril del 2002, cuando llegó al 10%”.
“Puede estar entre el 10 y 12 por ciento, porque hay precios que no ajustan tan rápido. Todo lo que son bienes transables, han subido fuerte. Los salarios subirán más lento, tal vez algo en septiembre, y la incógnita son los servicios, combustibles y tarifas, que seguramente se atrasarán nuevamente, o se compensen con más subsidios”, indicó.
Pero los precios más relevantes para la población, como los alimentos, “se ajustan por el tipo de cambio oficial y los electrodomésticos por el financiero. Por esa razón ya vimos en comercios cerrados o sin precios”.