Se viene diciendo que las trabas a las importaciones están generando faltantes de stock de insumos imprescindibles de salud, pero poco se habla de otros productos importados, de rubros menos cruciales para la vida pero importantes en el día a día, cuyas parsimoniosa llegada al país está en vías de afectar no solo a los comerciantes sino fundamentalmente a los consumidores.
Antes de detallar estos productos, una aclaración: cinco de seis fuentes consultadas pidieron off the record, por miedo a las “represalias burocráticas” para importar.
Transmitieron, además, un sentimiento paradojal sobre el futuro del país, en este sentido. Mientras la cuestión de las importaciones les parece "muy preocupante”, domina cierta incredulidad sobre la solvencia de los candidatos que disputan la Presidencia para arreglar este embrollo con diligencia.
Del vino a las bicicletas, de la estética dental al cable de cobre para instalaciones eléctricas; de las mochilas, llaveros, termos, jarros térmicos o lapiceras hasta aires acondicionados y lentes para anteojos, más un sinfín de productos que tienen aluminio, la rueda comercial trabada se replica en mundos muy disímiles, unidos por un hilo común: la amenaza de escasez de aquello tan cotidiano y básico, que se suele dar por descontado.
El problema es más fácil de entender que de resolver: imagine que tiene solo una botella de aceite en su casa y sabe que (por falta de plata) no le será fácil reponerla. No se puede decir que haya “faltante” de aceite en el hogar, pero si las condiciones no cambian, faltará. ¿El plan? Consumir el aceite lentamente y patear el problema para después. Lo mismo pasa con las importaciones.
La razón es conocida: la falta de reservas complica que el Estado le venda divisas a todos los importadores que las piden para pagar a sus proveedores afuera. El jamón del sándwich es el consumidor, ya que muchos bienes empiezan a faltar o se encarezcan demencialmente.
Para transmitir la foto entera y antes de ir a los casos concretos, hay que aclarar que el problema le representará no solo un desafío económico sino también ético al próximo Gobierno (lo encarne quien lo encarne).
Varios de los consultados dijeron entender que los pagos a los proveedores se autoricen a cuentagotas (dólares no hay), pero se mostraron mucho menos comprensivos al hablar de la discrecionalidad con la que se autorizan esos trámites, tema que denuncian incluso aquellas voces que en las charlas con Clarín explicitaron su apoyo a Sergio Massa, actual ministro de Economía.
Un importador del mundo vitivinícola que vende sus productos a una centena de bodegas argentinas explicó que no es que hoy no tenga provisión de corchos, cápsulas metálicas que recubren los corchos y barricas, pero el contexto actual le hace temer no contar con suficientes en el futuro, lo que podría generar problemas de stock en las góndolas. Simplemente, aguarda poder cancelar la deuda demorada que tiene con su proveedor en el exterior porque el Banco
Central y la AFIP no vehiculizan la transacción de dólares.
La mecánica descripta por la fuente fue repetida por todos los consultados, quienes subrayaron que se abren "facilidades" para evitar los siguientes escollos: “Tengo una factura pendiente de pago que debería haber abonado el 10 de septiembre. La mercadería ya me fue entregada. Sin embargo, el día de pago el sistema borró la fecha, como si no me se hubiera otorgado. En otros casos, lo que pasa es que cuando vas a pagar te salta alguna inconsistencia, la 46 o 47, por supuestas faltas en la documentación presentada".
Se consultó por estos temas a la AFIP, pero desde el área de prensa se limitaron a responder que no tenían información sobre estos aspectos.
“Te lo demoran justo cuando el proveedor esperaba el dinero. Y es un tema porque, pasados los 30 días de la fecha de pago, el propio sistema de importaciones (SIRA) anula la autorización de importación. ¿Qué le digo al proveedor? ¡No tenés a quién explicarle!”, se quejó.
Más faltantes por trabas a la importación
“Cuando comprás a China, donde yo pido el 90% de lo que vendo, una cosa es si lo que adquirís está en stock o si lo tienen que producir. Un barco tarda 40 días. Sumale otros 40 días de producción. Yo trabajo con esos tiempos”, contó un importador de artículos de regalería, librería, camping y otros ítems para promoción de marcas y regalos empresariales como mochilas, llaveros, termos, jarros térmicos o bolígrafos.
Si quiere estar bien abastecido en las Fiestas, debe arrancar los pedidos de importación en febrero o marzo. El desconcierto, ahora, es total: “Nadie sabe si hoy gana o pierde plata. Importás a un precio, pero después no le podés pagar a tus proveedores”.
La dificultad para reabastecerse, otra vez, podría generar problemas de stock, aclaró. Según el caso, son ítems que, o no se fabrican en el país, o no se fabrican con la misma calidad, o no se fabrican suficientes en base a la demanda, o directamente son más caros.
Nombró artículos como porta-credenciales para exposiciones y mosquetones para llaveros, pero apuntó particularmente a la falta de cierres y tela para fabricación de mochilas.
Importaciones en el placar
Un referente del mundo del comercio exterior lo dijo de modo bestial: “No te puedo decir qué ítems faltan porque perdimos la posibilidad de hacer un relevamiento. Falta de todo”.
Más allá de la descripción apocalíptica, hay otros ejemplos que parecen nimiedades, pero uno no querría estar en la situación de buscar estos productos y no conseguirlos.
Hablamos del aluminio (porque "no hay precio", remarcan en el sector) o del cobre, cuya llegada desde Chile está complicada por los cupos de importación reducidos. Sin contar los problemas enormes para la producción de "básicos" como cables eléctricos, entre otros, hay quienes aseguran que esa falta enriquece el mercado negro, con sus pedazos de monumentos y placas robados.
La llegada al país de partidas de cristales de anteojos, un temón para uno de los laboratorios más importantes a nivel mundial, también cae en esta bolsa. Y, cruzando a la vereda de la estética dental, hay problemas con el abastecimiento de composite, material clave para la remodelación de piezas dentales defectuosas, algo que sin dudas repercutirá en el bolsillo de quienes precisen un arreglo con este insumo.
“Quise comprar composite premium italiano y no hay. Me tomaron los datos para ponerme en una lista de espera hace dos meses”, explicó un profesional del sector.
Bicicletas: la rueda de importaciones, frenada
Luciano Testa, dueño de Bicicletas Futura y una de las autoridades de una de las dos cámaras que nuclean el sector, dialogó con este medio y aunque dijo “no apoyar la motosierra”, fue crítico de la situación actual: "Es todo muy triste y desalentador".
“Antes de que te embarquen un pedido, tenés que haber pagado el anterior, que ya te enviaron, ya vendiste y ya se devaluó. Es una rueda dinámica”, subrayó.
“Nuestra empresa incorpora casi la mitad de insumos de producción local, pero si me faltan los frenos no puedo hacer bicicletas, y los frenos no se fabrican acá. El mundo entero se abastece de China, India, Taiwán e Indonesia”, detalló. De todo esto quizás se entere quien quiera una bici nacional nueva o busque repuestos de cambios, piñones, cadenas y rodamientos.
“El cien por ciento de los importadores ha desistido de las medidas cautelares, aun en medio de este bloqueo sistemático”, informó un abogado con cantidad de clientes importadores.
Importaciones y especulación
Una radiografía justa de un escenario tan complejo no puede dejar afuera a especuladores que stockean y liberan mercadería “en el minuto justo”, cuando surge “mayor necesidad social”, compartió una fuente ligada al mundillo de los aires acondicionados, insumo que, como las bicis, se revaloriza cuando arranca el calor.
Y es la contracara menos agradable: aprovechan la falta de stock de otros productos y se suben al tren del sobreprecio. “Si te venís a los galpones, están sobrecargados de mercadería. Hay unidades para el país entero”, aseguró.
“Te dicen 'tenemos disponibles diez mil unidades por casa de venta', pero se guardan el producto para ver qué va a pasar, y más con el tema del cambio de Presidente”, dijo.
Luego, con honestidad brutal, concluyó: “En realidad, pasa todos los años. Y lo hacemos todos. Yo compro y vendo a un precio un poquito más bajo cuando veo que los precios están descontrolados. Es la pura verdad. Para qué voy a andar mintiéndote”.
Fuente Clarin