La Ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, confirmó que Argentina firmará oficialmente su ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el grupo económico que lidera Estados Unidos a nivel internacional, en el primer acto en el ámbito internacional del gobierno de Javier Milei.
El ingreso del país ya había sido negociado y pactado por la administración Macri desde el año 2016, pero el Gobierno kirchnerista boicoteó la operación por cuatro años. Finalmente, en pocas horas la nueva administración liberal revirtió la situación en sus primeras horas estando en funciones.
La OCDE se conformó como un grupo de países que tienen por objetivo armonizar y coordinar políticas para fomentar la expansión económica. Surgida en la década de 1960, abarca a la mayor parte de los países de Occidente, y a partir de los años 90s, sus recomendaciones comenzaron a desplazar a la vieja doctrina de la CEPAL que tenía cooptada a la región.
Contiene a las 38 economías más importantes a nivel global, y en sus orígenes fue una organización fundada por Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, entre sus principales socios. Asimismo, estos 38 países contienen cerca del 75% de la inversión extranjera directa a nivel mundial, y explican más del 60% del PBI y el intercambio comercial internacional.
La adhesión a la OCDE viene después de que Mondino anunciara que el gobierno de Milei declinaría la adhesión al grupo de los BRICS, la contra de la OCDE que lidera China, y que aglutina también a Brasil, Rusia, India, y Sudáfrica.
Las reformas estructurales que propone el presidente Javier Milei están en línea con muchos de los postulados convencionales que siguen las economías de la OCDE, entre ellos una mayor desregulación del comercio exterior, la ausencia de impuestos distorsivos (especialmente sobre las exportaciones), una macroeconómica ordenada sobre la base de la estabilidad de precios y una legislación laboral moderna y flexible.
La OCDE no establece disposiciones impositivas que deban acatar todos los países miembros, ni tampoco el sistema cambiario o monetario que deban seguir. La Unión Europea se administra bajo una unión monetaria y aduanera, similar al proceso de dolarización que pretende seguir Argentina, mientras que otros países conservaron su política monetaria autónoma.
Lo que se establecen son recomendaciones y pautas comunes en las reglas de juego que aplica cada economía, con el fin de hacer más sencillo el intercambio comercial y el flujo de capitales entre países. De ingresar, se deberán reacomodar varias de las pautas del sistema impositivo argentino para reducir considerablemente las alícuotas tanto internas como al comercio internacional.