La actividad en la construcción cayó casi 9% en diciembre en comparación contra el mes anterior, se trata de la baja mensual más importante en el rubro desde abril de 2020, cuando comenzó la cuarentena por la pandemia de Covid-19. A nivel interanual, el rojo fue aún mayor: 12,2% respecto a igual mes de 2022. De esta manera, durante el 2023 el desempeño de las constructoras exhibió una baja de 3% contra el año anterior. Hace unos días, la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) declaró el estado de emergencia en todo el país y advirtió por el futuro de 1.400 empresas y 200.000 empleos.
Los datos se desprenden del último indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) que publicó el Indec este martes. Allí, se registró un desplome del 8,8% desestacionalizado. Para encontrar una caída más importante, hay que retrotraerse a abril de 2020, cuando, en el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) producto del coronavirus, la construcción bajó un 50,2% contra marzo. A su vez, en el nivel general del índice desestacionalizado, el rubro se encuentra en su momento más bajo de actividad desde septiembre de 2020.
Dentro del informe, Indec también relevó las expectativas de las empresas más importantes del sector para el primer trimestre del 2024. Entre las compañías que realizan principalmente obras privadas, el 40,8% espera que la actividad del sector disminuya, mientras que el 53,1% estimó que el nivel se mantenga estable. Quienes prevén que la actividad del sector disminuirá, indicaron como principales causas la inestabilidad de los precios (28,3%) y la caída de la actividad económica (28,1%).
Los pronósticos negativos se incrementaron sustancialmente entre las empresas dedicadas a la obra pública: el 77,4% opina que el nivel de actividad disminuirá durante el período enero-marzo de 2024. "Indican como principales causas la caída de la actividad económica (28,9%) y los atrasos en la cadena de pagos (23,5%)", remarcó el organismo estadístico.
El estado de emergencia en la construcción
Ante este panorama, Camarco declaró el 1 de febrero el estado de emergencia en el sector durante su última reunión del Consejo Federal de la cámara empresaria que aglutina a 1.400 empresas de la construcción. "En todo el país, el peligro de despidos masivos, de reducción a la mitad o menos de las plantillas de personal, la quiebra de un sinnúmero de empresas constructoras y sus proveedores es inminente. El sector no puede soportar más que unas pocas semanas en estas condiciones", alertó en un comunicado.
Poco después, el Consejo Federal de la entidad "instruyó a las autoridades de la Institución a nivel nacional y de las distintas Delegaciones a adoptar las medidas que estimen necesarias, para obtener, en brevísimo plazo, la solución a problemas concretos" e instó a las autoridades nacionales y provinciales a "instrumentar, de manera inmediata, medidas en su jurisdicción que, al menos, permitan mitigar transitoriamente la situación de crisis extrema por la que atraviesa el sector".
Y concluyó: "Se trata de la única alternativa para impedir la destrucción del entramado productivo del sector y más de 200.000 despidos".