Tras la devaluación, el PBI se desplomó durante diciembre: la baja fue de 3,1% mensual, el peor registro desde el 15,4% de abril del 2020, el mes en el que golpeó de lleno la cuarentena. Para encontrar una contracción más abultada hay que remontarse a diciembre del 2008, en plena crisis global de las subprime, cuando la caída fue de 4%. El pico inflacionario que generó la suba de 118% del precio del dólar oficial y la consecuente caída del salario regitrado real de 13,1%, con impacto en el consumo, fueron las clave del fenómeno. El 2023 terminó con una baja del PBI de 1,6%. Como el derrumbe se concentró sobre el final del año, dejó un arrastre estadístico de 3,5%.
Eso último ocurrió porque la medición del PBI toma un promedio anual de la actividad. Al terminar el 2023 3,5% por debajo de ese promedio, incluso si este año fuera de completo estancamiento, la producción promedio de 2024 cerraría en niveles idénticos a los de diciembre de 2023, es decir 3,5% por debajo del promedio del año pasado. Así, con un escenario recesivo por delante por el ajuste fiscal y la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos fijos, el 3,5% aparece como un piso para la caída de la actividad durante este año.
En ese sentido, desde la consultora ACM señalaron: “Hacia delante, el impacto inflacionario, derivado de ajustes en los precios relativos, tiene un impacto significativo en el poder adquisitivo, reduciendo el nivel de consumo y afectando negativamente a la actividad económica general. Además, la ausencia de políticas de estímulo fiscal, junto con los ajustes estructurales anticipados en la industria durante los próximos meses, configuran un escenario aún más desalentador para la actividad”.
Para LCG, si el Gobierno tiene éxito a la hora de estabilizar la economía hacia el segundo semestre, la baja será del 4%. Además, la consultora afirmó: “Esperamos otro año con retroceso de la actividad a partir del reacomodamiento de precios relativos (que podría llevar varias etapas a lo largo del año) que implicará un marcado deterioro de los ingresos reales. Además, con el foco del Gobierno puesto en la convergencia de las cuentas públicas, el impulso fiscal será acotado. Por otra parte, entendemos que la inversión podría tardar en reaccionar a la espera que la reformas que impulsa el Gobierno terminen de concretarse y se vislumbren como sostenibles en el tiempo. La tracción podrá venir del lado de las exportaciones con la recuperación post sequía, pero difícilmente llegue a compensar todos los efectos mencionados antes. ”.
El Indec publicó durante la tarde del jueves el informe del Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) correspondiente a diciembre, con el que cerró los datos del 2023 en materia de producción. La baja fue de 3,1% mensual y de 4,5% interanual. La industria manufacturera fue por lejos el sector de peor desempeño, con una contracción de 11,9% interanual, lo que aporó nada menos que 2 puntos a la caída del PBI interanual, es decir la mitad de la baja que observó el total de la economía.
Por el lado contrario, el sector que más aportó a la actividad económica, casi en un efecto espejo con lo que había ocurrido durante el pico de la sequía, fue el de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, que anotó un incremento interanual de 8,1%. Le siguió el de la explotación de minas y canteras, que tuvo un muy buen 2023 por su escasa dependencia del factor climático, con una suba de 6,2% interanual.