Las publicaciones semanales de la Secretaría de Política Económica sugerían que la tasa de inflación se estaba desacelerando, una vez pasado el shock que provocó la devaluación en la segunda semana de agosto. Según estos informes, la variación semanal del IPC cayó progresivamente del 4,7% al 1,4% hasta la primera semana de octubre, y más tarde repuntó al 2,3% en la segunda semana de este mes.
Con estas estimaciones, la tasa de inflación mensual comparando punta a punta la última semana de septiembre contra la última de agosto, habría dado como resultado un aumento no superior al 8%. Y sin embargo el dato publicado por el INDEC confirmó que la inflación fue del 12,7%, incluso superando a la del mes de agosto.
Se entra así en una contradicción que el viceministro Gabriel Rubinstein se encargó vagamente de explicar, principalmente por cuestiones metodológicas. El índice del INDEC mide la variación promedio de las 4 semanas de septiembre contra las 4 de agosto, mientras que el indicador de la secretaría de Rubinstein compara la variación intermensual de semanas segmentadas.
Espero que esta nota sirva para esclarecer respecto a la tendencia a la baja que detectamos en la tasa de inflación. Un 7% o un 8% mensual de inflación sigue siendo altísimo. Pero no es lo mismo que 12% o 15%. https://t.co/o5nW05LF41
— Gabriel Rubinstein (@GabyRubinstein) October 17, 2023
Argentina
El vice de Massa, Gabriel Rubinstein, contradice al INDEC y se pelea con la realidad: “La inflación está bajando”
Publicado hace 50 mins
en 17 de octubre de 2023
Por Redacción Economía
Así lo ratificó el viceministro Gabriel Rubinstein, sobre la base de la publicación semanal de la inflación. Pese a que esta medición fracasó estrepitosamente para anticipar la evolución de los precios en septiembre, el Gobierno se pelea con la realidad y asegura que la inflación está descendiendo.
Las publicaciones semanales de la Secretaría de Política Económica sugerían que la tasa de inflación se estaba desacelerando, una vez pasado el shock que provocó la devaluación en la segunda semana de agosto. Según estos informes, la variación semanal del IPC cayó progresivamente del 4,7% al 1,4% hasta la primera semana de octubre, y más tarde repuntó al 2,3% en la segunda semana de este mes.
Con estas estimaciones, la tasa de inflación mensual comparando punta a punta la última semana de septiembre contra la última de agosto, habría dado como resultado un aumento no superior al 8%. Y sin embargo el dato publicado por el INDEC confirmó que la inflación fue del 12,7%, incluso superando a la del mes de agosto.
Se entra así en una contradicción que el viceministro Gabriel Rubinstein se encargó vagamente de explicar, principalmente por cuestiones metodológicas. El índice del INDEC mide la variación promedio de las 4 semanas de septiembre contra las 4 de agosto, mientras que el indicador de la secretaría de Rubinstein compara la variación intermensual de semanas segmentadas.
Y si bien desde el punto de vista metodológico es cierto que estas diferencias se explican más bien por una cuestión de medición y no por error particular, lo cierto es que el propósito mismo de la medición de la Secretaría de Política Económica era anticipar los cambios en la tendencia de la inflación, y esto no se logró con eficiencia.
Capturar períodos tan cortos para la comparación de la inflación no alcanza para determinar si hay o no un cambio de tendencia sustancial. La medición de la Secretaría carece de sentido práctico, no funciona para anticipar cambios de tendencia en la inflación, como no lo hizo en concordancia con los datos del INDEC.
La tasa de inflación se está acelerando, no solamente porque el promedio mensual del salto en el IPC sea cada vez más alto, sino que además ocurre lo mismo si se toma el promedio anualizado de los últimos 3 meses, 5 meses, 6 meses, etc. Existen diversas para capturar a “tendencia” a la que viajan los precios, y ninguna de ellas implica un análisis tan parcial como la comparación de los precios en una semana con respecto a otra.
El análisis de la secretaría de Rubinstein solamente muestra lo que es evidente, una muy ligera normalización de la variación semanal de precios después del salto descomunal que sufrió el país en agosto, pero no recaba la suficiente información como para asegurar firmemente que se está desacelerando la inflación, y muchísimo menos para poder suponer que esa supuesta tendencia bajista se pueda mantener en el tiempo.
La realidad marca todo lo contrario. La devaluación de agosto dejó un “piso” de inflación más alto del que había en el mes de julio, y para se descuenta otro episodio devaluatorio para el último trimestre del año, con un desenlace todavía incierto. Nada de esto hace pensar en una tendencia hacia la baja de la inflación.
La variación interanual de los precios podría seguir subiendo hasta romper la barrera del 200% para fin de año, según estiman las consultoras privadas y los bancos internacionales. Son las cifras más extremas de los últimos 32 años.