Los efectos de la política económica de Sergio Massa siguen llegando, y causan estragos en el poder adquisitivo de los ingresos. La tasa de inflación de noviembre se encamina a romper un nuevo récord histórico por lo menos en los últimos 32 años.
La consultora EcoGo estima un alza mensual de precios minoristas en torno al 13,4%, y de convalidarse esta cifra la tasa de inflación interanual (con respecto al IPC del mismo mes del año pasado) llegaría cómodamente al 160%. No se registra un valor mensual de semejante calibre desde febrero de 1991, antes del lanzamiento del Plan de Convertibilidad en marzo de ese mismo año.
Según EcoGo, el precio de los alimentos repuntó hasta un 3,4% solamente en la última semana de noviembre, y la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía, a cargo de Gabriel Rubinstein, convalidó un alza general de precios minoristas de por lo menos el 3,1% para esa semana de referencia. La nominalidad está completamente descontrolada.
En la misma línea de análisis, el Departamento de Estadísticas y Tendencias del Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas de la Provincia Córdoba confirmó una suba de precios promedio del 14,6% para el mes de noviembre, y una tasa de inflación interanual 178,2% con respecto al mismo período del año 2022.
La inflación técnica proyectada para Córdoba asciende al 218% para el cierre de 2023, mientras que las consultoras privadas esperan una tasa superior al 190% si se convalida un aumento en torno al 20% para el último mes del año.
El kirchnerismo recuperó el poder en diciembre de 2019 habiendo recibido una tasa de inflación que no superaba el 54% interanual. Cuatro años más tarde, entregaría una inflación casi cuatro veces superior.
Los intereses de los pasivos remunerados del Banco Central son actualmente la principal fuente de la emisión monetaria, seguido por el rescate de títulos públicos en el mercado secundario y la asistencia directa al Tesoro Nacional.
Los controles y los acuerdos de precios están en una situación de virtual colapso, ya que el Gobierno perdió margen para amenazar a las empresas con restricciones cambiarias y la sombra del desabastecimiento hace inútil la idea de reforzar cualquier control. El Gobierno kirchnerista se quedó sin herramientas para preservar la represión financiera que llevó adelante en los últimos 4 años.
El equipo del Presidente Javier Milei deberá asumir el poder en medio del caos inflacionario más adverso en tres décadas. Se hereda una monstruosa distorsión de precios relativos (atraso en el valor real de las tarifas públicas y el tipo de cambio regulado), un Banco Central virtualmente quebrado y una muy inestable demanda de pesos (la renovación de plazos fijos es cada vez más baja).