Bajo la tutela de Sergio Massa, el Banco Central decidió aumentar la tasa de interés que paga por las Leliq del 118% al 133% nominal anual, el nivel más extremo observado en los últimos 32 años. La tasa efectiva anual que pagan las Leliq alcanza el 253% si se reinvierte constantemente el capital por un periodo de 12 meses.
Pese a un discurso falso basado en la “economía real”, la economía de Massa diseñó un sistema que solo beneficia al sector financiero y en el muy corto plazo. Las Leliq ofrecen un rendimiento muy superior a cualquier otra inversión que pueda existir en la economía argentina, y lo hace en un plazo de tan solo 7 días.
De esta manera, el Gobierno se asegura que la gran mayoría de las inversiones vayan y se queden en las Leliq, donde son “apartadas” del mercado, lo cual reduce el circulante y evita una suba mayor a la inflación. Esto se hace a costa de todo el resto de la economía, que no recibe las inversiones que deberían llegarles si el Estado no estuviera artificialmente ofreciendo este rendimiento.
El BCRA de Pesce oficialmente acaba de superar al Banco Central de Zimbabue, que acaba de reducir su tasa de política monetaria del 150% al 130% en un contexto inflacionario similar al que generó Massa en los últimos 12 meses.
El interés que devengan mensualmente las Leliq también superior a la tasa que fija Venezuela (55,2%), Turquía (35%), Ghana (30%), Sudán (28,3%), Congo (25%), Sierra Leona (21,25%) e incluso Ucrania en plena invasión (que fija una tasa de hasta el 16%). El fracaso de la política económica de Massa sobresale a nivel internacional.
La tasa efectiva de las Leliq subió más de 170 puntos porcentuales desde que Massa desembarcó en el ministerio de Economía en agosto del año pasado, y en términos estrictamente nominales trepó del 60% al 133% actual.
Aún así, la tasa de inflación creció en 67 puntos porcentuales durante la administración de Sergio Massa. Rompió el récord más drástico desde 1991, cuando al cierre de septiembre superó cómodamente el 138% anual. En el caso de los precios al por mayor, el índice IPIM que mide el INDEC se disparó un 140% interanual en septiembre.
El stock de la deuda remunerada del Banco Central ya alcanza a representar hasta el 327% de la base monetaria. En otras palabras, el BCRA retiene a través de las Leliq y los títulos que remunera el equivalente a más de 3 bases monetarias adicionales, que están virtualmente “atrapadas” en el Central y que si salieran a la circulación inmediatamente provocarían una hiperinflación.
Nunca antes se había visto algo semejante ni remotamente semejante en la historia argentina. Ni siquiera en la antesala de la peor hiperinflación de la historia entre 1988 y 1989 se observó algo similar, ya que por aquel entonces la deuda remunerada del BCRA llegó a un techo del 236% de la base monetaria.