La gestión del ministro Sergio Massa está llevando el frente cambiario al colapso, comprometiendo al propio Banco Central consigo. Las reservas netas de la autoridad monetaria marcaron un rojo de hasta 11.000 millones de dólares en lo que va del mes de noviembre, pero cuando Massa asumió el Ministerio de Economía totalizaron más de US$ 2.000 millones.
Nunca antes se había visto un nivel de reservas negativas de semejante calibre. Ni siquiera ocurrió durante los últimos meses de administración de Cristina Fernández de Kirchner, ya que por aquel entonces las reservas netas negativas llegaron a caer hasta los US$ 2.500 millones para el mes de diciembre.
Nuevamente, el Banco Central está al borde del colapso, y fue convertido en una mera dependencia del Tesoro Nacional para financiar todos los desequilibrios fiscales que ni el sector privado y el sector externo quieren financiar.
Asimismo, la deuda del BCRA con empresas proveedoras en el exterior por la financiación de importaciones (lo que se conoce como deuda comercial del Banco Central) también está alcanzando un nuevo récord histórico, y ya sobrepasó los US$ 54.000 millones (equivalente al préstamo con el FMI). Supera ampliamente al promedio de los últimos 10 años.
El sistema SIRA de importaciones trata de boicotear el financiamiento de bienes y servicios desde el exterior con el fin de contener la sangría de divisas del BCRA, pero la contracara de esto no es otra cosa que la deuda comercial (la cual habrá que pagar tarde o temprano).
La pésima situación de reservas en la cual Massa deja al Banco Central solo anticipa una mayor devaluación en el futuro. La autoridad monetaria no tiene suficientes divisas como para mantener el cepo cambiario en las actuales condiciones, pero tampoco tiene divisas para salir del cepo sin provocar una devaluación descontrolada (no tiene margen para intervenir la cotización del dólar libre).
En consecuencia de todo esto, sin un plan económico consistente y de shock que pudiera aplicarse de entrada, la acumulación de reservas podría ser prácticamente imposible sin salir del cepo.
Massa promete salir del cepo para diciembre de 2024, simplemente con un nuevo programa de fomento exportador, pero esta estrategia fracasó irremediablemente a lo largo de la historia argentina. La historia muestra que, con cepo cambiario, las exportaciones nunca fueron suficientes como para que el BCRA pudiera acumular divisas.
La propuesta de Massa consiste en replicar el mismo experimento en el país, con la salvedad de que el fracaso está casi garantizado por los años de evidencia argentina desde la segunda mitad del siglo pasado.