A solo unos pocos días de abandonar el poder, Sergio Massa instruyó al Banco Central que le dejen una nueva bomba hiperinflacionaria a la próxima administración de Javier Milei, que es distinta a las Leliqs pero igual de peligrosa.
Es así que el pasado 23 de noviembre empezó a circular un comunicado del Banco Central presidido por Miguel Ángel Pesce, donde se informó un nuevo esquema para emitir una cantidad insana de Letras Internas en Dólares (LEDIV), liquidables en pesos atados a la evolución del tipo de cambio oficial.
En otras palabras, el Banco Central está ofreciendo a las entidades financieras y a los importadores un seguro de cambios, donde los poseedores de estas Letras recibirán una compensación por cualquier tipo de devaluación que pueda llevarse a cabo en las próximas semanas.
Esto quiere decir que, cuando Milei asuma la Presidencia, si quiere sacar el cepo cambiario y unificar el tipo de cambio oficial con el dólar libre, tendrá que pagarle aquella diferencia a cada uno de los tenedores de LEDIVs, lo que quiere decir que estará forzado a emitir una cantidad absurda de pesos para afrontar estos pagos.
Circular oficialmente emitida por el Banco Central (BCRA).
Se estima que ya se colocó el equivalente de US$ 5.000 millones en estos instrumentos, unos 4,3 billones de pesos valuados al dólar MEP de referencia. La tasa que remuneran las LEDIVs se ajustará conforme a la evolución del mercado cambiario oficial, que a todas luces opera en un equilibrio abiertamente insostenible: la devaluación es inevitable y así lo señalan todas y cada una de las consultoras privadas del país.
La operación precipitó una abrupta caída de la cotización del dólar MEP que llegó hasta los $860, mientras que el Contado con Liquidación (CCL) cayó por debajo de los $840 en la jornada del día martes.
Como la devaluación no se puede evitar ya que el Banco Central se encuentra quebrado y con un saldo neto de divisas deficitario por US$ 10.000 millones, la operación orquestada por Pesce es de tamaña irresponsabilidad como pocas veces se vio en la historia argentina, más aún en plena transición con las nuevas autoridades.
Si se produjera el escenario que anticipan la mayoría de las consultoras y los bancos internacionales para fin de año, es decir, un salto hasta los $700 para el dólar oficial, entonces la tasa de las LEDIV fácilmente superaría el 100% de la noche a la mañana y con un efecto monetario brutalmente expansivo.
Muy lejos de dar certidumbre al sistema, la resolución de Miguel Pesce solo genera costos innecesarios para el lanzamiento de un plan de estabilización a partir del 10 de diciembre. Esto generó un enorme descontento en las redes sociales, y asustó a la presidencia del BCRA por posibles repercusiones.
Esta mañana, tras solo cinco días de emitido el comunicado, Lisandro Cleri, vicepresidente del Banco Central y quien había ideado la maniobra en nombre de Massa, achicó el universo de inversores que pueden acceder a las LEDIVs, permitiendo que solo bancos con depósitos USD Linked, petroleras y las PyMEs importadoras puedan comprar estas letras.
Sin embargo, el daño ya está hecho y todos los inversores que lograron comprar hasta el momento tienen en sus manos un compromiso de pago del próximo gobierno que deberá reembolsarles por cada peso de devaluación.
El kirchnerismo replica una vez más las mismas prácticas que utilizó en los últimos meses del año 2015, cuando el BCRA administrado por Alejandro Vanoli emitió una gran cantidad de contratos de dólar futuro con valores irrisorios, generando una bomba que más tarde debió desarmar Federico Sturzenegger.