El ministro de Economía Sergio Massa anunció un congelamiento en las cuotas de la medicina prepaga por 90 días, y como el decreto no tuvo efectividad durante la primera semana de septiembre, las facturas congeladas serán las que corresponden a octubre, noviembre y diciembre respectivamente.
El congelamiento de la cuota mensual tendrá lugar para aquellos usuarios que declaren no poseer capacidad económica. Se estima que la mayor parte de los usuarios de las prepagas entrarán en esta categoría, incluyendo requisitos como no poseer más de 3 automóviles, dos propiedades, y no ser titulares de créditos UNA, entre otros.
Pero las disposiciones se adoptaron sin ningún plan de fondo, sin anticipación y por lo tanto sin mayor capacidad de adaptación por parte de las prestadoras privadas. En respuesta a la caótica situación, muchas clínicas privadas en todo el país establecieron sistemas de copagos para afianzar sus gastos corrientes en medio del congelamiento de los ingresos.
La Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de Córdoba (ACLISA) confirmó oficialmente que los copagos serán necesarios tan solo para garantizar la subsistencia de los servicios, fuertemente afectados por el incremento de los precios mayoristas y las restricciones sobre la importación.
Esto implica que incluso teniendo una prepaga, los usuarios deberán pagar un bono adicional para ciertas prácticas, mientras duren las medidas que decretó Massa. Las instituciones de medicina públicas y privadas ya comienzan a registrar faltantes de insumos indispensables para el sostenimiento de sus servicios.
Los resultados dramáticos se expanden cada vez más a lo largo y ancho del país. La Asociación Sarmiento, Asociación de Clínicas y Sanatorios de San Juan (Aclisa) confirmó exactamente las mismas advertencias que sus pares en Córdoba y anticipó el sistema de copagos, lo mismo que ocurre en muchas instituciones privadas de otras jurisdicciones.
El Hospital Universitario Austral en la Provincia de Buenos Aires también anticipó que deberá implementar un sistema de copagos, con tarifas diferenciales dependiendo de cada servicio en cuestión.
Las cirugías ambulatorias podrían tener un recargo de hasta $15.000 para los usuarios, sin importar si ya se está pagando una cuota mensual como prepaga. En el caso de las cirugías de internación la tarifa aumenta a $20.000, lo mismo para partos y cesáreas programadas, las endoscopías tendrán un recargo de $10.000 y en el caso de las consultas ambulatorias se deberá abonar hasta $3.000, entre muchos otros servicios arancelados.
Lo que pretendía ser un supuesto “alivio” derivó en un caos tanto para las prepagas como para los usuarios, porque a diferencia de lo que ocurría antes, ahora no solo tendrán que aplicar a aumentos sino que además se enfrentan a una incertidumbre constante que antes no tenían (los aumentos mensuales estaban programados).