Las tarifas reguladas de electricidad y gas se suman a la oleada de congelamientos instrumentada por Sergio Massa, con el único objetivo de contener la debacle electoral del kirchnerismo.
Los precios permanecerán congelados sin importar las diferentes categorías de ingresos, es decir, no habrá segmentación tarifaria. Todas las cuotas, tanto para comercios como para hogares, se verán erosionadas por el paso de la inflación. Los aumentos llegarán solo después de las elecciones generales, a finales del mes de octubre y principios de noviembre.
El viceministro de política económica Gabriel Rubinstein confirmó que los congelamientos se suman a la batería de medidas para “contener” los efectos de la devaluación de agosto. Lo cierto es que la distorsión de precios relativos simplemente vuelve a acercarse a los niveles previos a la devaluación, y nuevamente hará falta otro salto cambiario para llegar a los objetivos de acumulación de reservas internacionales.
“Se tomó la decisión de posponer los aumentos de tarifas esperando que la situación calme y hay un aumento previsto en noviembre, ahí se retomará el sendero”, explicó Rubinstein.
Esto atenta directamente contra los compromisos que asumió el Gobierno con la sexta revisión del acuerdo del FMI. Entre otras cosas, se acortó una fuerte reducción de subsidios energéticos sobre los ingresos del umbral medio y bajo (los altos ingresos ya fueron despojados de subsidios) a partir del 1° de septiembre. Esto jamás se cumplió, y era una medida fundamental para arribar a la meta fiscal de fin de año.
El Gobierno ratificó el compromiso de llegar a un déficit primario no superior al 1,9% del PBI para diciembre, pero todas y cada una de las medidas adoptadas desde las elecciones PASO avanzan en dirección contraria.
La olla a presión de la inflación reprimida estallará entre noviembre y diciembre de este año, y los primeros meses del año 2024. En este período, vencerán los congelamientos sobre medicamentos, las propias tarifas de luz y gas (además de transporte y agua, que ya habían sido intervenidas), las pautas de acuerdo de Precios Justos, los congelamientos de las cuotas de medicina prepaga, y hasta el tipo de cambio oficial dejará de ser fijo.
Todos estos aumentos se producirán al mismo tiempo, en un contexto de gran incertidumbre política y crecientes déficits en el sector público. El informe de expectativas REM del Banco Central estimó que la inflación podría rondar el 14% en diciembre, y las estimaciones más pesimistas sugieren que incluso podría llegar a casi el 20% (valores que ya coquetean con la hiperinflación).