El decreto que oficializó el Presidente Javier Milei permite una amplia desregulación del sector aerocomercial, revirtiendo los cuatro años de retroceso durante la gestión kirchnerista. Vuelve la política de “cielos abiertos” a partir de la cual se eliminan las regulaciones que limitaban la oferta de líneas aéreas.
Concretamente, el decreto elimina todas las trabas regulatorias para que las empresas aéreas de cualquier origen puedan hacer ofertas de vuelo a los consumidores argentinos, tanto por viajes de cabotaje como también por internacional, y por lo tanto se elimina la necesidad de recurrir a tratados bilaterales con otros países como lo exigía la ley hasta ahora.
Los beneficiarios de estas medidas son los argentinos, que ahora podrán acceder a una gama más amplia de servicios, y a precios sustancialmente más bajos. El acceso al viaje en avión está cada vez más cerca de la población, especialmente en los estratos que menos ingresos perciben.
Por otra parte, el decreto del Presidente de la Nación levanta las restricciones sobre la cesión de acciones de Aerolíneas Argentinas. Se trata de un paso fundamental para eficientizar la empresa, y que sus costos (ya sea por pérdidas operativas o por aportes de capital desde el Tesoro) dejen de trasladarse al bolsillo de los contribuyentes.
Se resuelve lo siguiente: “Autorízase la cesión total o parcial de las acciones representativas del capital social a los trabajadores de las empresas Aerolíneas Argentinas Sociedad Anónima, y Austral Líneas Aéreas-Cielos del Sur Sociedad Anónima (…) de conformidad con el Programa de Propiedad Participada”.
Al mismo tiempo, y como todas las empresas estatales restantes bajo la órbita del Gobierno nacional, Aerolíneas fue convertida en una Sociedad Anónima propiamente dicha, que pasará a regirse por la ley de sociedades. El Gobierno está facultado a privatizarla en caso de que se considere necesario, o bien entregarla a los empleados que la operan como lo prometió Milei en su campaña electoral.
