Las pymes acusaron recibo de la aceleración inflacionaria del primer trimestre no solo en sus costos y en sus precios al público, sino también en su volumen de ventas. Así se desprende de la Encuesta Pyme a lo largo de 20 provincias que llevo a cabo la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC), organismo que nuclea a las empresas orientadas al mercado interno.
De acuerdo al sondeo, respecto del último trimestre de 2022, el número de pymes con un volumen de ventas aceptable -esto es que aumentaron sus ventas o perdieron menos del 10%- se redujo del 81,8% al 77,6%. Esta contracción fue de la mano del deterioro en el uso de la capacidad instalada, pero no en el nivel de empleo. En el trimestre fueron más las pymes que incorporaron gente a su nómina que las que despidieron personal.
Para las pymes industriales la caída en las ventas fue algo más acotada ya que el 79% de las firmas conservaron un nivel de ventas aceptable (regular, bueno o muy bueno) arriba). Aun así, desde ENAC aclararon que “la capacidad industrial utilizada pyme también recibió el cimbronazo de una macroeconomía que aún no se ordena, con un promedio del 59,3%, es decir 4 puntos porcentuales menos que el trimestre anterior (63,1%)”. Consecuentemente la rentabilidad se vio afectada y las empresas que manifestaron retornos suficientes fueron un 45% en los primeros tres meses del año, 8 puntos porcentuales menos que el trimestre anterior.
Los datos son elocuentes y coinciden con momentos de desaceleración económica en los que, mientras algunos sectores logran sostener el nivel de ventas o incluso incrementarlos si sus productos les sirven a los consumidores como refugio contra la inflación, otros sectores se recienten por la pérdida de poder adquisitivo de los salarios. En efecto, hasta marzo, conforme la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), los salarios anotaban una baja del 3,4% interanual.
De hecho, en el primer trimestre entre los 450 empresarios encuestados se impuso el pesimismo. Si antes de que terminara 2022, solo el 28,6% esperaba a futuro una situación económica del peor y el 38,9% esperaba que fuera mejor, pasados los primeros tres meses del año las perspectivas se deprimieron y ahora solo el 14,4% mantiene el optimismo. “Respecto de las expectativas sobre la economía nacional el 54,8% de las empresas considera que el escenario futuro será para peor lo que configura un cambio de tendencia en el sector al respecto de la economía”, precisaron en ENAC.
Así y todo, primó el sostenimiento de la nómina de empleos: un 40,9% de las empresas que afirmaron que contrataron trabajadores mientras que un 12,5% reportó despidos.
El impacto inflacionario
Los costos para las pymes subieron en torno al 30% en tres meses
El pesimismo creciente fue de la mano de una mayor inflación promedio esperada para el año que anoto un salto de 27 puntos porcentuales al pasar de 71,6% a 98,6% entre enero y abril. De hecho, el 80% de las empresas recibieron aumentos de costos en los primeros tres meses del año. Para el 31% de las empresas las subas de costos se ubicaron entre el 20% y el 30% y un 21% de las pymes manifestó que los incrementos fueron mayores al 40%. En consecuencia, un 93% de las empresas respondió que incrementaron los precios de sus bienes y servicios.