Entre las distintas postales de reconfiguración de hábitos de consumo que dejan los momentos de crisis, una puede verse en las estaciones de servicio. Si bien se registró en los primeros meses del año una caída de las ventas a nivel nacional, los números muestran un derrumbe en las ciudades fronterizas, donde solían cargar los extranjeros porque los precios les resultaban más convenientes.
A nivel país, por el aumento de los precios en los surtidores -ante la liberación de los controles, sumado al descongelamiento de los impuestos a los combustibles-, el sector reportó una retracción del 16% promedio en el volumen de ventas de todos sus productos entre diciembre y febrero. También se observó una marcada migración en el mercado interno de la línea premium hacia la tradicional por su valor más económico.
“Si bien el aumento en el precio de los combustibles genera una retracción de la demanda, la realidad es que los mayores costos de los bienes y servicios de los consumidores, producto de la inflación y la contracción de los salarios reales, potencia aún más la caída del consumo que mes a mes estamos notando”, expresaron referentes de las estaciones de servicio.
De acuerdo con cifras relevadas por la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA), las mayores bajas se registraron en las ciudades fronterizas, donde hace unos meses los extranjeros cruzaban a cargar porque los valores eran más baratos que en sus propios países.
En números relevados a enero en la comparación interanual, en Clorinda (Formosa), que limita con Paraguay, la venta de nafta cayó 55%; en Posadas y Puerto Iguazú (Misiones), ambos linderos a Brasil y Paraguay, bajó 37%; en Uspallata (Mendoza), localidad cercana a Chile, mostró un retroceso del 15%; mientras que en Colón y Concordia (Entre Ríos), en el límite con Uruguay, las ventas cayeron 14% y 11% respectivamente.
En el caso de los consumos de gasoil, el derrumbe fue aún mayor: en Uspallata se registró una baja del 84% en las ventas; en Posadas, del 42%; en Santo Tomé (ciudad de Corrientes, que limita con Brasil), del 37%; en Colón, del 25% y en Gualeguaychú, del 25%.
Lo que sucede es que hace en los últimos años y más en 2023, a raíz de los distintos programas para mantener los precios en el mercado interno, los combustibles quedaron atrasados si se miden en valores internacionales. Cuando durante los últimos meses de 2023, el precio del litro de nafta llegó a tocar los 36 centavos de dólar al tipo de cambio oficial, en otros países superaba el dólar por cada litro.
Con la liberación de los precios en los surtidores, el litro de nafta súper en YPF se comercializa a $800 en la Ciudad de Buenos Aires, por lo que se ubica apenas por debajo de un dólar al tipo de cambio oficial. Si bien en el sector advirtieron que la Argentina todavía es atractiva para algunos países, la brecha se acortó significativamente.
A modo de ejemplo, mencionaron que la diferencia del precio entre Chile y la Argentina hoy ronda el 15%, por lo que se perdió interés de los extranjeros de cruzar al país y ese fenómeno también dejó a la vista un deterioro en una demanda que venía en crecimiento.
Con los precios previos a los aumentos hasta noviembre de 2023, el canal minorista tenía un mayor consumo por la migración de los consumidores mayoristas (provenientes del agro o transporte de carga) que se volcaban a las estaciones de servicio. Esta tendencia también se revirtió y desde fines de diciembre se percibió un retorno a los proveedores mayoristas.