En la provincia hay un creciente fenómeno que se comienza a notar cada vez entre los jóvenes y familias. Aquellos que antes podían costearse sin problema el alquilar de una casa o departamento, están empezando a resignar gastos, como el colegio privado de los chicos, y hasta hay casos que cancelan la renovación del contrato y regresan a vivir con sus padres.
Esta situación se atribuye a las dificultades económicas generadas por la crisis económica que está atravesando el país, pero principalmente se debe a la implementación de la nueva ley de alquileres, que ha incrementado significativamente los costos para los inquilinos.
Para tener un ejemplo. Una familia que empezó pagando $30.000 su contrato de alquiler en julio de 2020 (momento en que entró en vigencia la nueva ley), al finalizar el contrato terminó con una actualización del 353% y pagando $135.900. Las renovaciones son cada tres años, y en la actualidad para los nuevos contratos se está aplicando un incremento superior al 100%. Es decir, esa familia que empezó pagando 30 mil pesos hace tres años, comenzaría su nuevo contrato con un monto superior a los $270.000.
Si bien este comportamiento no se ha vuelto dominante entre todas las inmobiliarias, la tendencia se ha hecho cada vez más firme en los últimos meses. La nueva ley de alquileres, que entró en vigencia en julio del 2020, introdujo un cambio clave y fatal para los inquilinos que incluyen actualizaciones anuales basadas en el Índice para Contratos de Locación (ICL), que es un promedio entre la inflación y la Remuneración Imponible Promedio de Los Trabajadores Estables (RIPTE).
Según testimonios recogidos por El Tribuno en distintas inmobiliarias de la ciudad, hay muchos inquilinos que se han visto sorprendidos por los incrementos de alquiler que han experimentado y han sobrepasado sus posibilidades económicas. En consecuencia, se han visto obligados a tomar la decisión de abandonar sus viviendas alquiladas.
El vendedor de una reconocida inmobiliaria capitalina ubicada en la zona del Monumento a Güemes, comentó que cuando los inquilinos ven que tienen un aumento del 100% "simplemente no llegan". "He tenido dos casos de personas que se han vuelto con los padres estos últimos meses. Familias con dos hijos que tuvieron que regresar con sus papás. Es una situación compleja porque se nota la preocupación de las personas al ver que no pueden pagar un alquiler", expresó la mujer.
La corredora inmobiliaria remarcó que cuando se realizó la modificación de la Ley de Alquileres, automáticamente se dieron cuenta que "era un desastre".
"Se ve la angustia de la gente cuando tienen que empezar a resignar cosas que no tenían pensado como sacar del colegio a sus hijos porque no pueden pagar el alquiler. Llegan a un punto en el que no pueden suprimir más gastos y hasta el alquiler de un barrio les sigue pareciendo caro. En ese caso la gente no puede renovar el contrato y vuelve con sus padres", aseguró.
Gonzalo Reynoso, socio-gerente de Reynoso Bienes Raíces, comentó que todavía no llegaron casos de personas que no pueden renovar su alquiler y vuelven a lo de sus padres.
"Lo que si están haciendo es achicarse. Pasar de una casa grande, a un inmueble en un barrio más económico, o bajar de casa a departamento, por ejemplo. La nueva ley más que ayudar al inquilino, que era lo que buscaba, lo terminó perjudicando. Por otro lado, en Salta, tenemos el efecto minería y el turismo, que hace que la gente saque las propiedades del alquiler tradicional y lo lleve a un temporario, generando una disminución en la oferta de propiedades, por ende suben los precios y queda poco en alquiler", aseguró.
Fuente El Tribuno