El mercado de autos está distorsionado. Las restricciones a las importaciones provoca un fuerte desabastecimiento. Esto impacta en los precios. Los 0 km vienen aumentando a un ritmo de más de 70% anual, ya desde el 2021, y por la falta de unidades proliferan los sobreprecios.
A esto se suma un elemento adicional: el de los Impuestos Internos.
Es ese sobrecargo fiscal que se aplica para los modelos de mayor valor, por eso se lo conoce como un tributo al “lujo”. Sin embargo, por esta “inflación automotriz”, cada vez alcanza a vehículos de menor valor, lo que provoca que hoy la mayoría de los modelos tengan que pagar este gravamen.
La base imponible está fijada hoy en un nivel que hace que los autos de más de $3.770.000 de precio al público, aproximadamente, estén alcanzados (las pickups están exentas). Por la forma de imputación del tributo y resignación de rentabilidad, ese valor es distinto para cada marca. Al pasar ese límite, comienza a pagar una alícuota del 20% que representa una suba de precio del 25%. Esto hace que queden descolocados del mercado.
El dato a tener en cuenta es que los 0 km más accesibles están cerca de los $3.000.000. Es decir, hay una brecha muy chica de vehículos que están fuera de esa carga fiscal.
Si se toman las marcas generalistas – que representan cerca del 95% del mercado – queda claro que la presión impositiva está alcanzado a casi todos lo modelos.
Estas automotrices, que tienen radicación industrial en el país, comercializan alrededor de 60 modelos de modelos de autos o SUV. Al menos 40, tienen que pagar el impuesto al “lujo” en todas las versiones o, al menos, en una de ellas.
De los 20 restantes, más de 10 tiene los precios justo debajo del valor desde que se empieza a pagar Internos. Esto se llama en el mercado estar “topeados”. Es por eso que se pueden encontrar el mismo precio de lista en cuatro, cinco y hasta seis versiones de un mismo modelo, aunque tengan distinto nivel de equipamiento. Pero esto es a los fines protocolares: en la práctica, esos autos no se consiguen porque se retiran del mercado (o se venden con sobreprecio). Es cierto que esos precios son los oficiales, ya que en las concesionarias manejan sobreprecios para comprar una unidad en una plaza desabastecida.
Modelos
A esto se suman los modelos de marcas importadas o de alta gama, como Audi, Mercedes-Benz, BMW, Volvo, Hyundai, Kia, DS, Alfa Romeo, Lando Rover, Jaguar, Lexus, Porsche, más el grupo de las chinas, entre otras. Solo las tres alemanas (Audi, MB y BMW) ofrecen 35 modelos. Con el resto, superan los 70. Casi todos pagan impuestos internos. Si se suman a las de las marcas generalistas, hay cerca de 120 modelos que pagan, 10 que no lo hacen pero están topeados y otros diez que quedan afuera.
Volkswagen, por ejemplo, es una de las marcas con un portfolio de productos más amplio. Con el fin de comercialización del Gol, de los siete modelos que vende, todos están alcanzados con el impuesto al “lujo” en algunas versiones o en todas. Polo, Virtus, Nivus, así lo muestran.
En Ford, la EcoSport tiene el precio “topeado” en $3.715.000 y queda excluida. Sin embargo, el resto de la gama (Teritory, Bronco, Kiga Hybrid y Mustang) lo paga. La marca del óvalo ya no comercializa hatchback o sedanes.
Nissan tiene “topeado” a su entraga de gama, el Versa, en $3.641.000, pero a partir de ahí, están alcanzado. Sentra, X-Trail, Leaf y algunas versiones del Kicks.
General Motors tiene al Cruze justo debajo del impuesto, en $3.726.900. No alcanza a los modelos chicos como el ónix y el Joy. En el caso del Tracker, la versión Premier sí paga el gravamen. También el Equinox y la Trailblazer.
Renault es una de las que menos modelos sufren el recargo fiscal. Vende seis modelos y sólo paga el Koleos, aunque las cuatro versiones de Duster y las cuatro de Captur valen lo mismo: $3.726.100.
En Toyota, con siete modelos, el Etios y el Yaris están fuera del impuesto, pero este último tiene dos versiones “topeadas”. El Corolla paga en seis de sus ocho versiones y el resto (Corolla Cross, Land Cruiser, Padro y SW4) en su totalidad.
Stellantis tiene varias marcas. Para Jeep, salvo dos versiones del Renegade, el resto paga: Compass, Commander, Wrangler y Grand Cherokee.
Peugeot tiene al chico 208 con 5 versiones fuera del impuesto, pero la tope de gama, el GT, no pudo escapar. El 2008 tiene tres versiones: una que paga y dos “topedas” en $3.641.200. El 3008 y el 5008 sufren el recargo fiscal.
El modelo más accesible de Citroën es el Cactus. Tiene seis versiones “topeadas” en $3.641.200 y dos que lo pagan. Obviamente, el C5 Aircross también está alcanzado.
La otra marca generalista de Stellantis es Fiat. El modelo Mobi está fue del alcance ya que es uno de los más económicos del mercado. El Cronos también y el Argo está justo en el límite, lo mismo que el nuevo Pulse. El único alcanzado es el 500.
Aunque ya no produce autos en el país. Honda sigue adentro de ADEFA. Comercializa siete modelos. Dos (Fit y WR-V), logran escapar del tributo, el HR-V tiene dos versiones alcanzadas y hay cuatro modelos que pagan: Civic, CR-V, Accord y Pilot, según la lista de mayo.