El plan del Gobierno tiene como premisa un fuerte recorte sobre el gasto que, en un contexto marcado por la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos y la caída del consumo por la alta inflación, deja un escenario de fuerte recesión a la vista. En este contexto, todavía quedan dudas sobre cómo será la recuperación y cuándo llegará. Para responder a estas inquietudes, los analistas advierten que la mejora de la actividad económica será desigual en los distintos sectores y que se sentirá en los ingresos para 2025.
El 2023 dejó un escenario marcado por el ajuste de precios relativos -tarifas, combustibles, tipo de cambio-, sumado a un fuerte recorte fiscal. La consecuencia más directa de este panorama es una retracción de los salarios, el consumo y la inversión, que derivará en un mayor desempleo. Por eso, los expertos aseguran que este año la actividad estará apalancada por la mejora del agro y sus servicios asociados, pero el avance será diametralmente opuesto en otros sectores orientados al mercado interno.
“Esperamos una economía que marche a dos velocidades distintas. Por un lado, sectores como el agroalimentario, la minería, el hidrocarburífero y las energías renovables deberían impulsar el crecimiento de la economía”, describió la consultora EPyCA en uno de sus últimos informes. En contrapartida, indicó que rubros como la construcción, el comercio y la industria manufacturera, que ya cargan con un arrastre negativo, tendrán un mal 2024.
Por eso, el último eslabón que logrará recomponerse es el de los ingresos. “Las paritarias continuarán siendo defensivas (y sumamente heterogéneas entre sí) frente a una dinámica inflacionaria que seguirá volátil en el segundo semestre del año y que dependerá crucialmente de cómo el Gobierno implemente la salida del cepo y unificación cambiaria de acá a fin de 2024. Para quienes trabajan de manera no registrada o en el sector público, es más probable que sus ingresos aún crezcan menos que la inflación por varios meses”, sostuvo EPyCA.
“La combinación de mayor desempleo e ingresos familiares reducidos atentan contra cualquier recuperación de la demanda interna. Así, el total de la economía será el resultado de un promedio entre los sectores que sí crecerán (minería, agroalimentos, etc.) y los mercadointernistas que se amesetarán en niveles deprimidos”, puntualizó.
¿Cómo se puede recuperar la economía?
Más allá de la homogeneidad en los distintos sectores, hay un debate sobre las formas en las que pueda desarrollarse el rebote de la economía. En concreto, la expansión podría suceder en cinco escenarios graficados de la siguiente manera:
- En “V”, es decir, una caída muy brusca con un rápido crecimiento;
- En “U”: sería un desplome estrepitoso con una recuperación gradual y más lenta;
- En “W”: implica una mejora con fuertes altibajos;
- En “L”: representa una caída veloz, sin recuperación;
- Los economistas distinguen también un rebote en forma de “pipeta” o “pipa de Nike”, que prevé una caída que se revierta en forma moderada y extendida.
El consenso entre los analistas es que la economía de 2024 estará traccionada por una buena cosecha, cuyos efectos se sentirán en el segundo trimestre, momento donde también se espera que se alcance el piso del desplome y que la mejora será más progresiva de lo que el Gobierno espera. En promedio, las estimaciones arrojan que este año cerraría con una caída en torno al 4%.
“Creo que es posible una recuperación en forma de pipeta, donde la salida va a ser más lenta y demorará bastante en recomponer niveles como los del pasado. Si bien el piso de la caída estimamos que ya está cerca, la salida va a ser bastante moderada, sobre todo en la economía que no es del agro. La reversión del efecto de la sequía te va a ayudar a ‘maquillar’ un poco la situación, pero el resto de la economía aún sufrirá más tiempo”, reflexionó Pablo Repetto, Head of Research de Aurum Valores. Y definió: “La recuperación total, si no hay una nueva devaluación discreta del tipo de cambio, podría llegar en el primer trimestre del 2025″.
De acuerdo a las previsiones de Martín Polo, jefe de estrategia de Cohen, las recuperaciones en la Argentina suelen extenderse durante 18 meses hasta volver al nivel de su crisis previa. Según explico, si el agro crecería en un 50% este año y marcaría un piso para el nivel de actividad, hay que monitorear otra serie de factores.
“Primero, hay que ver el PBI sin el agro porque seguramente esa caída va a seguir durante los primeros meses del año, un poquito más básicamente porque los salarios reales siguen cayendo. El consumo sigue ajustado y seguramente también va a caer el empleo. La inversión también está marcada por cierta incertidumbre. Es difícil que se expanda tanto la demanda y la contribución del sector público va a ser negativa, por lo tanto, lo único que queda es que las exportaciones suban, pero con este nivel de tipo de cambio tampoco te invita a ser muy optimista”, resumió.
En Cohen también proyectaron que el crecimiento económico podría darse en forma de “pipa”, con un piso que se verá el segundo trimestre de este año. “En el segundo semestre, comenzaría una recuperación gradual, que tendría su motor en la baja de la inflación, permitiendo recomponer poco a poco los salarios reales y el ánimo de inversión, a pesar de la sostenida contracción del gasto público para sostener el esquema monetario. Así, la caída del PBI durante 2024 superaría el 4% y se estaría volviendo al nivel de actividad original a finales de 2025, luego de nueve trimestres”, consideraron.